Vivir con sencillez en la complejidad potencial. Caminar cada día por la paradoja entre el ruido exterior y la tranquilidad profunda, pero afortunadamente anclados a la fuente de esa paz. Es el aporte de la herida ya sanada. Es como habitar una casa bien construida, dejando el montón de herramientas guardadas en el sótano. Es el descubrimiento de saber que cada minuto contiene la maravilla necesaria para no buscar más, ni en otros momentos, ni en otros lugares.
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