La pelona anda suelta. Se descontroló. En contra del pronóstico de que cuando están lejos no está cerca y viceversa, la muy desgraciante se hizo presente aquí, allá y acullá a misma vez. Con una barrida muy jodida, se llevó a varios, muy queridos unos, igual de impactantes otros. La dinámica de reunirse en el duelo para la reflexión se vio interrumpida por la nueva noticia, y así iba. Así que, en medio del sacudón y sus réplicas, no ha habido tiempo de aprender ni un poquito de aquello que supone la peor pérdida y que debe brindar el mayor aprendizaje de todos: la muerte.
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