Cerrar ciclos. Suena muy “nueva era” y todo, pero cerrar ciclos es un tema. ¿Nunca se te ha muerto alguien con quien estabas peleado? A mí tampoco, pero he visto casos en los que ese ciclo abierto, accidentado, en el que no se pudo ni se podrá conversar o hacer la paces con esa persona, declarar su amor o pedir disculpas al agraviado, estará presente en la persona para siempre o hasta que reciba el apoyo terapéutico adecuado. Los casos de separaciones, conflictos con los hijos o los padres, metidas de patas en las que todo quedó como en el aire y una de las partes simplemente se quedó callada o se alejó son otros casos de ciclos abiertos. Así que sí: cerrar ciclos. No resolver, dejar las cosas así, no encargarse como gente grande de los asuntos de tal manera que queden zanjados dentro de nosotros y de los demás y dejen de perturbar los momentos actuales y futuros, como los fantasmas realengos que son.
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