Te voy a buscar para esa vaina y te voy
a robar. Ya se acabó el tiempo de la consideración, de la
formalidad, de las poses, de la espera. Que se vayan todos para el
carajo, porque llegó el momento de la verdad, de los resultados...
de mi hora y la tuya, sin estorbos bien intencionados. Así que
agarra tus tres trapos y espérame en el patio, que llegaré en mi
brioso corcel -o su equivalente-, para quererte como me da la gana,
como tanto te gusta.
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