No tengo qué escribir. Nada se me
ocurre. Ninguna de las ideas que tengo anotadas me da nota. Miro por
aquí, por allá, y nada. No ocurrió nada en el metro, en el
noticiero, en el coco que se derramara en una página, en media, en
un cuarto. La musa, de nuevo, al menos un día de permiso sin
permiso. No importa, la venganza será consumada. Cuando aparezca,
prometo agarrar toda la inspiración, todas las ideas y girones de
obra, y las voy a engavetar como genio maluco, como castigo a su
berrinche, como escarmiento a su atrevida ausencia. Me dejó
embarcado, mirando lejos a ver si venía. Me dejó con la pluma en la
mano, goteando sin magia, con el traje de la cena ya arrugado. Aquí
te espero, c de tu m.
Tu Padre.
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