Hazlo con ganas. Hacerlo con técnica
es muy bueno, y a veces necesario. Hacerlo con conciencia es
deseable. Pero lo que si debes tener es ganas. Aleja al aburrimiento,
la inactividad no solicitada o el mejor es nada. Cuando tienes ganas
de realizarlo, seguro ocurrirá; y si no ocurre, sólo se pospondrá.
No seas un pan frío, una sopa tibia. Trata de entrar en esa
sensación de sabrosura que da querer y hacer, en lugar de ir
empujado por algún bien intencionado. Busca tu propia receta y
aplícasela a los ingredientes inexorables del
camino. Dale la vuelta, marca el ritmo y haz pasar por tu molino
todas los frutos y semillas que puedas. No sea aguao, no seas
corriente, no seas aguafiestas. Si no haces caso, la queja repetitiva
y cansona llamará a los demonios que te alzarán por los brazos y te
dejarán caer en mil veces tú.
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