Siento poder.
Siento que puedo hacer cosas que ayer no podía. Sentir que me elevo con mi
propio impulso es una sensación casi inédita en mis días; es como si fuese
imposible llegar a este punto sin haber hecho trampa, sin haber pedido el
favor, sin haber usurpado a alguien. No sé si sentir la maravilla de la
posibilidad no calculada, si sentir este bienestar de llegar a un sitio no
previsto es una deuda que deba asumir como logro. Este vértigo que siento con
cada movimiento es indescriptible, es bendito, es bienvenido, pero no sé si
deba devolver el paquete por no pertenecer a mí, por no ser el destinatario
adecuado, por no ser el que lo soñó.
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