Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"

domingo, 20 de noviembre de 2011

Fiesta virtual


Convocaré a mi fiesta virtual. Dije virtual. Mis sesenta amigos están cordialmente invitados para el sábado a eso de las ocho de la noche. Ya les transferí a sus cuentas para que compren sus pasapalos y bebidas preferidas, y así no se quejan de mis preferencias particulares. Podrán colocar la música que mejor les parezca e invitar a cuantos más les agrade –total, es su casa-. El chat se abrirá después de enviar los 60 mensajes de inicio, que será abrir la puerta a la celebración. Es importante que no se malentienda; no quiero que se aparezcan por mi casa ni que traigan pan de jamón o vino. Lamentablemente, no los podré recibir, porque, entre otras cosas, estaré en ropa interior y babuchas. Pondremos nuestras mejores fotos de perfil, esas de cuando estábamos buenos, de cuando sonreíamos sin complejos. Podremos decir lo que queramos sin temor, sin mostrar la cara de vergüenza o desagrado con los demás invitados. Podremos bostezar sin temor de ser descorteces, ir al baño y decir que fue un momento de reflexión ausente. La velocidad o precisión de tecleo nos irá diciendo quiénes van saliendo a la ebriedad redentora, para comenzar con juicios y sentencias que no serían posibles en cuerpo presente. Al final de la reunión, cuando ese espacio etéreo de argumentos y copas en la mano derecha se comience a desvanecer, se colocarán los “me gustas” respectivos y los que lograron saberse insoportables entre sí retirarán el habla de la mejor manera, sin violencia, sólo con algunos puntos suspensivos. Y así será como no habrá fotos ni grabaciones que den fe de tal evento, oculto para los vecinos, para los familiares y amigos no tan amigos; sin llevar a nadie al Metro, a casa, en medio de la oscuridad amenazante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario