No dejes de
sonreír mientras puedas. No dejes de disfrutar eso que sale de nadie sabe dónde
y refleja lo que llaman felicidad. Trata de seguir empujando lo que motiva tu
sonrisa hasta el límite. Las veces que no sonreímos no garantizan un cúmulo
para más tarde; si no aprovechas de sonreír ahora, la causa, tal vez, no
vuelva. Si sabes de algún pozo, alguna cueva, algún baúl que al abrir,
encuentres una sonrisa, es bueno ir en pos de ella. Si la sonrisa dura poco, no
importa, porque la estela es siempre placentera. Cuando termine, sabrás que es
un intervalo necesario, sólo para saber que puedes sonreír por algo más; sólo
para saber que hay sonrisa como lluvia en el camino, como para empaparse y
quedar goteando un buen rato. Cuando pause, sabrás que es la señal para
moverte, para dispersarla, para regalarla… no hay desperdicio, y seguramente,
quien te quiere, te la devolverá.
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