No quiero cuidarme. No
quiero hacerme el fuerte. Quisiera, por favor, conservar mi
vulnerabilidad abierta, como vieja llaga sin sanar, aunque sin
preocupar. No quiero nuevas recetas para levantar edificaciones como
murallas contra ellos. Desearía no perfeccionar el descrifrar dobles
fondos, dobles discursos, dobles caras. No quiero descubrir nuevas
cosas, si no vienen en son de paz, a mirar el apacible paisaje a mi
lado. No quisiera ser experto manipulador de quienes se acercan y me
hablan de cerca. No quiero filtrar, traducir, rechazar. Quisiera, más
bien, dejarme llevar por la suave corriente, sin jodiendas, sin
turbulencias innecesarias, sin mirar con el rabo del ojo... ¿Se
podrá, chico? Ten la bondad...
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