Me espanté. No sé si el estímulo fue
real o imaginario. Como una criatura asustadiza del camino, acogida,
encantada, casi domesticada, voló al escuchar un ruido sospechoso.
Pasajes del antiguo sendero vinieron a su mente y el pánico cundió
en cada rincón de sus amarres. La presencia del pasado se convirtió
en fantasma formal y le salió una noche. Los reproches a sí mismo
despertaron después de años de hibernación. No quiso escuchar las
razones; prefirió alejarse para evitar la herida reeditada. Con sus
manos como escudo, como esperando el latigazo probable; mirando el
camino de espaldas, retrocedió entre temblores que le gritaban te lo
dijes, entre decepciones inimaginables, indeterminables por el momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario