Si
no afecta el resultado que todos esperamos, tu color de piel no será
importante. Si no hay desviación significativa en el propósito amoroso, tu
religión no representará un obstáculo. Si no se afecta el día de la gloria de
ningún modo, tus colores y banderas hasta podrían ayudar… pero todos los colores.
Si esa mentira pronunciada no cambia los hechos en las mentes de los activistas
de la libertad, de la convivencia, de la unión final, la obviaremos. Si esa
verdad vociferada no cambia el objetivo con el que soñamos desde hace siglos,
vamos a pasarla por debajo de la mesa… Pero coño, ocupémonos del logro sin esa
distracción tan pendeja como peligrosa que nos ocupa tan urgentemente.
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