Era la vida considerada perfecta. Todo
en equilibrio. Lo normal era bueno, incluyendo la presión del agua.
Un día, la presión del agua amaneció un poco más fuerte, haciendo
que el lavadero goteara. Después de apretar un poco, la gota siguió,
por lo que con sólo una gomita de algunos centavos, eso se
resolvería. Al día siguiente, la presión del agua aumentó un poco
más y la manguera del baño se rompió por un lado, creando un
pocito fastidioso. Esa manguerita tenía ganas de echarse a perder
desde hacía un tiempito. Manguera nueva, secado del piso y todo
perfecto. Pasaron dos días más y la presión había alcanzado un
nivel importante, afectando los grifos de toda la casa. Seguro era
porque eran viejos ya y era hora de cambiarlos; total, si son todos,
salimos de eso de una vez.Grifos nuevos y hora de sentarse de nuevo.
El agua continuó aumentando su presión, y al entrar al apartamento,
dañó un tubo que se rompió y humedeció la pared, que en dos días
más estaba descolorida y abombada. Él se paró enfrente del muro
enfermo, y con las manos en la cintura, pensó qué hacer. Ya había
gastado el dinero que le quedaba en los eventos anteriores de la
semana. Mientras trataba de visualizar una salida rápida y
eficiente, su mujer le miraba con reclamo, preguntándole hasta
cuando iba eso a estar así. Él, un poco inquieto por el reclamo,
hizo caso omiso a su esposa. Mientras llamaba a un amigo por dinero
prestado, comenzó a pensar el bajo ingreso que tenía en su oficina,
y que estaba estancado desde hacía tres años. La señora pasaba
frente a él y le pedía explicaciones con señas, mientras él
permanecía al teléfono, sugiriendo alguna facilidad de pago al
amigo. Mientras esto pasaba, la humedad de la pared dejó caer una
baldosa con el payasito dibujado que tanto le gustaba a ella. Hubo
una discusión entre los cónyuges, que terminó en descrédito de
ambos, en enojo, en una grieta que nunca se borró a pesar del tiempo
de solucionado del último episodio. La presión del agua... este
problema nunca se atendió; sólo se atendieron los efectos, y a
pesar de la estabilidad mencionable de este hogar, el agua no deja de
presionar de vez en cuando. Y pensar que si este protagonista
reciente no hubiese aparecido, esa vida perfecta hubiese
permanecido... feliz para siempre.
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