¿Cómo morir? Morir por la
patria, con una bandera en las manos orgullosas. Morir por un hijo, por
preservar ese cariño incomparable. Morir por amor, por ese ser que no tiene
igual, que nos lleva dentro para siempre. Morir por la familia, por cada uno de
esas bendiciones no escogidas. Pero, ¿morirse por pendejo, estrellado contra un
cristal, porque “esa vaina es muy incómoda”? Qué va, mi pana: Por favor, usa el cinturón
de seguridad.
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