Prefiero
tu foto que tu cara. Prefiero leerte que escucharte. Prefiero ver tu legado que
saber, de tus labios, cómo lo hiciste. Prefiero saludarte en sueños que
arriesgarme en persona. Prefiero conversar con tu recuerdo que caer en la
emboscada de tu presencia. Eres una curiosa y nociva caricatura de ti mismo,
una imagen en agua turbia. Eres un grito, una carcajada, una morisqueta. No
recuerdo ya cuándo comencé a preferir tu representación a ti mismo. Alguna
trampa fue tendida. Alguna mala jugada de autor desconocido hizo un torpe
recorte de ti mismo y lo publicó, erróneamente, ante los que ya te creíamos
nuestro. No sé cuándo fue, no sé la razón y no pareciera importar ya. El hecho
es que ya no te tengo. El hecho es que ya no te quiero tener. El hecho es que
ahora eres, ¿cómo diría? …despreciable.
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