Eres un choripán de Chipi's. Eres una
elaboración de mi imaginación. Quise sabor, quise algo de exceso,
de autenticidad, pero lo pretendí con una absurda elegancia. Aquello
fue un pan pequeño, insípido tratando de cubrir un retazo de
chorizo casi seco que no destilaba los lípidos a los que estaba
acostumbrado. Chorizo con vinagre colorado. Chorizo con miel. Chorizo
con una ficción gourmet a cuestas. A medida que lo engullía, me
sentía estafado, burlado por mi propia y ridícula manera de
abordar el asunto. Pasaste por mi vida sin gloria, con mucha pena;
sin dejar el sabor intenso, curtido, bofeteador de la comida de
acera. Pasaste por mis días como un jugo sin dulce, sin refresco,
sin exhalación final de satisfacción alguna. Fuiste unas papitas
enchumbadas en aceite, un pan mojado por tanto empeño en ser sabroso
porque sí. Ahora estoy pagando semejante bocado, sin muchas ganas de
repetir, por miedo, el choripán de siempre... el asquerosito de
verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario