¿Profundidad?
¿Sin haberse metido? ¿Sin saber hasta dónde nos llega el agua? No pareciera
sino una pretensión ridícula, un espejismo voluntario, simples impulsos a
especular. Demasiadas refracciones que engañan a la vista, y hacen casi
inevitable ver llano lo que no es. Demasiadas selecciones fáciles que hacen ver
lo turbio como impenetrable, lo escondido como enemigo, lo difícil como
imposible. Ser astrónomo en lugar de astronauta se tiende a ser, según veo, producción
compulsiva de ganas de joder.
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