Tener sexo, hacer el sexo, hacer el amor. No es cualquier cosa. Es nada menos que dos cuerpos desnudos juntos, desabrochándose la mente, de sus argumentos y complejos, ejerciendo las ganas y dejándose llevar. Es tomar tu aliento, oler tu piel, saborear con atrevimiento lo que ahorita se siente tan mío. Es, después de un rato y a pesar de tanto acuerdo y aclaratoria ilusa, comenzarme a meter en tu cabeza, en tu corazón, en tu vida. No es cualquier cosa, aunque sea solo una vez, aunque se indique que no tendrá consecuencias que desbarajusten tus planes. No es cualquier cosa, y tan no lo es, que todavía pienso en ti en la oscuridad, que todavía me gustas como la primera vez, cuando nos dijimos, con autoengaño compartido, que no pasaría de aquella tarde.
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