Quisiera renacer en otro lado, de otro modo. Quisiera, ahora sí, ir descubriendo mis propias necesidades y posibilidades y no dejarme llevar por este montón de espejismos y ridiculeces que me dicen lo mucho que me falta para ser como supuestamente debo ser. Quisiera despertar, satisfacer al cuerpo como se debe y, luego de varios días, irme dando cuenta de mis propios impulsos, por mí mismo, de qué es lo que voy necesitando y alcanzarlo sin la presión externa actual, a mi ritmo, con los medios con los que cuento para alcanzar mi propia y total satisfacción. No quiero más receta ajena. No quiero más estereotipo. No quiero más camisa de fuerza con adornitos. No quiero más felicidad falsa de pantallas y lucecitas que desaparecen cuando quedo solo. Quisiera armar mi propio mapa de la vida, con trazos diarios, a mi gusto, cuyo resultado sea a mi imagen y semejanza y no el camión de espejismos inventados por otros y en los que creí cabalmente, convirtiéndome al final en su esclavo, en su payaso llorón.
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