Me niego a aceptar la nueva rutina. Rechazo firmemente convertir todos mis logros hasta ahora en "lo que debe ser", en el nuevo invisible, en un presunto vacío, en parte del cementerio de metas logradas. Me niego a no apreciar, a no agradecer el fruto de mis gratos y no tan gratos esfuerzos para tan solo llegar a un nuevo aburrimiento. Me niego a convertir cada figura en fondo, cada color en gris, cada entusiasmo en indiferencia. Me niego a ser el ingrato que todos practican para emprender, cada vez y con eficacia, un futuro e invariable desdén.
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