La doctora no tiene agua, no tiene nada que beber. Mientras nos atiende a todos, ya no puede aguantar la sed. Nosotros, los vecinos, le llevaremos agua para que calme su sed. La doctora no ha comido. No trajo comida. Ya gastó todo el último sueldo que cobró hace 3 meses. Entre varios pacientes haremos una colecta y le traeremos comida, para que coma aquí y para que lleve a su casa y tenga para el resto del mes. La doctora tiene los zapatos rotos. Se nota que le molestan al caminar. Nosotros, sus vecinos, haremos una colecta y le compraremos zapatos nuevos para que se sienta cómoda. Ante tal abandono de las instituciones a las cuales pertenece debemos encargarnos nosotros mismos, los supuestos beneficiarios de esas instituciones, y sentir como nuestro aquello que hasta no hace mucho nos parecía ajeno, lejano, aprovechable sólo con picardía y hasta con un poco de delincuencia. Ya pasó un mes y la doctora está muy agradecida, pero nosotros los ciudadanos, no sabemos quién podrá atenderla ahora, porque a pesar de su gran corazón, mira, nosotros tenemos que irnos a trabajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario