Voy a consumir todo cuando se me
presente. Cualquier apetencia será satisfecha y entregada a la gula.
Afrontaré el fastidio de acabar con la novedad y entrar en la rutina
que desgasta, una vez más. No morderé un ladito del dulce: lo
engulliré y me empalagaré de una buena vez. No tomaré sólo un
poco de lo que me causa bienestar; por el contrario, ensuciaré la
mesa, el suelo, la sonrisa, el futuro posible, quedando el escenario
de desolación... cada vez. No habrá pausa para disfrutar y sentir
por que así me da la gana de ser. No sé ser de otra manera. No
habrá pellizcos de felicidad, paréntesis de contentura. Manosearé
todo lo hermoso, entre torbellinos de brutalidad, pasando por
cegueras destructivas, acabando con el paladeo delicado de manjares
potenciales, saboteando en cada oportunidad lo que pudo ser. Han
llegado las arrugas; han aparecido las canas, y sólo veo ruinas en
el camino recorrido. No hubo ahorro, sólo despilfarro. No reconocí
el lado frugal de la vida, pensando que todo era renovable... y lo
es, pero no reconocí que yo mismo soy un recurso que se desgasta,
que no puede recuperar horas, momentos, pasado. He sido, en dos
platos, un verdadero imbécil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario