Llegó la pérdida. Llegó
el dolor. Llegaron muchas cosas juntas tras el cortejo de oscuridad. Hay
confusión, hay rabia. Pero es tan pronto que ni siquiera ha llegado la
tristeza, el sosiego, el momento de sacar cuentas. Es tan pronto que ni
siquiera se asoma el agradecimiento por los momentos vividos, por las miradas
cómplices compartidas, por la presencia “sin costo adicional”. Por ahora el
sufrimiento es el jefe, pero sé que es cobarde y se irá, dejando el espacio debido
para la paz y la nueva forma de presencia.
Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
lunes, 28 de noviembre de 2016
miércoles, 28 de septiembre de 2016
Ya me harté
Ya me harté. Ya no
seguiré tratando de hacerme el bueno, el que intenta, por todos los medios, cumplir
con las reglas, con las leyes, con lo convenido. Ya me cansé de ser el
comprometido del grupo, el que se queda un rato más, al que le explota su
propia honestidad en la cara. Me quitaré esto que ya parece un disfraz, pero
que fue durante todos mis años el empeño por establecer una diferencia, por
aportar para el cambio del todo desde mi humilde esquina. Pero se acabó. Correré
como el agua en medio de un cauce contaminado; fluiré sin miramientos en la
basura moral que tanto critiqué y que acaba de tomar el control de mi
existencia. Diré que sí a recibir mi muy merecida comisión por el trámite que
facilitaré sin dudar. Abriré mis arcas y vacías para que al fin se abarroten
con riquezas sucias, con bienestar culpable, ya que con civismo y decencia solo
permanecieron en el abandono. Seré el caimán en la boca del caño de las
oportunidades. Saltaré al fin por sobre los hombros y cabezas de quienes haga
falta pisar para quitar del camino. En fin, tantas cosas por venir… y si
quieres argumentar en contra, fíjate cómo lo digo ahora: “NO ME IMPORTA”.
martes, 27 de septiembre de 2016
No creo en casi nada
-¿Tú no piensas que
existe Dios?
-No.
-¿De verdad no crees que haya un dios?
-no.
-¿Pero nada, nada? ¿No piensas que hay un poder
superior en todo esto?
-La verdad que no.
-¿No sientes alguna duda, algo que te haga pensar
que el universo sea algo más que materia?
-Ya te dije que no.
-¿Crees en el amor?
-Ah, en el amor sí.lunes, 26 de septiembre de 2016
Bien que por mal no venga
El mal se abalanzó
sobre el bien y ahora lo estrangula sin piedad, con toda la fuerza del miedo
que lo creó. El mal parece ser efectivo
por la escasez de reglas, aunque sí las tiene. El hecho es que ustedes están
atrapados. Están en la trampa en la que eliminar el mal por medio del bien
llevará tiempo y muertes de inocentes. Es improbable. Pero yo estoy fuera de
esa celda, de esa emboscada del discurrir. Yo soy un agente libre, un organismo
aséptico que se enjabonó de lo bueno y lo malo, y al final decidió practicar lo
que nadie puede ejercer: la justicia con las armas del mal. Yo no tengo
remordimientos; el pasado no me mortifica. Yo puedo actuar impunemente,
incluso, para perpetrar el bien. Haré justicia por mi mano, pero logrando el
objetivo de los buenos por medios indecibles, despreciables, eliminando solo a
los malos, a lo malo. Y para recoger toda la porquería moral que todos los
observadores y beneficiarios de mi misión tengan a bien echarme en cara una vez
completada mi tarea, desapareceré en el silencio, en la oscuridad, en el
anonimato sin vida, para dejar así que comience una nueva y gloriosa era para
el ser humano: una nueva oportunidad. Si no les gusta mi oferta, sin embargo,
sigan mintiéndose entre ustedes; sigan tratando de explicar, sin éxito, que la
calamidad en la que viven proviene de sus propias omisiones de bonachones; sigan construyendo túneles con cucharas...
jueves, 22 de septiembre de 2016
La vida no puede ser solo esto
La vida no
puede ser solo esto. No puede ser solo una serie de momentos, uno detrás de
otro… sin conexión. No puede ser solo unos latidos casi infinitos que mueven un
carro sin volante. No puede ser inteligencia sin propósito ni decencia que solo
entretiene. No puede ser todo tan aburrido. La vida pasa y no veo luces. La vida
no puede ser un bolsillo que nunca se llene, aunque esté desbordado; ni la
tensión que le sigue. La existencia no puede albergar solo presuntos amores
aislados, inconexos, que al juntarlos no parecen amor nada. No sé lo que será
en verdad —y vaya que quiero saberlo— pero no puede ser este desorden
disfrazado de progreso, de avance, de grandeza. Parece una mala receta que
termina en un postre insípido y hasta amargo; una aritmética sin gracia ni resultado,
un sálvese quien pueda, un horizonte que sí llega y resulta una farsa.
jueves, 8 de septiembre de 2016
No estoy en oferta
No estoy en oferta. Difícilmente
me vendo. Entrando en lo obvio, debo decirte que no doy descuentos, rebajas. El
regateo no tiene sentido, dado que no hay negocio. Solo para que quede claro:
tampoco me regalo. Sin embargo, nada de eso quiere decir que no puedas
acompañarme por un rato, compartamos y luego nos despidamos por un tiempo. Solo
así podría estar contigo… por lo que dudo que esa ansiedad en tus ojos lo
acepte. Yo sé, por experiencia, que aunque se hablen las cosas, aunque se hagan
contratos preclaros, todo se enredará y querrás ser mi dueña. Yo no quiero de
ti más de lo que debas darme. No espero poseer medias naranjas, almas gemelas o
cualquier cliché ridículo y, por demás, anacrónico. Prefiero la honestidad de los
instantes que el temor por años. Nunca seré un negocio garantizado, seguro, por
lo que, más bien, prefiero seguir en mis lides ermitañas, desapegadas,
verdaderamente libres, a costa del dolor súbito del atavío que nos han impuesto
desde siempre.
¡Sacrifícate tú!
No me
gusta el sacrificio. Aborrezco el sacrificio. No quiero perder tiempo
sacrificándome por mí, por otros, por nada. No quiero dejar de vivir ahora para
vivir mejor después. Después no existe, pensar en ello es inseguro, por lo que no
voy a dejar lo seguro por lo improbable. Por eso no me sacrificaré. No quiero
pagar tan caro el precio de mi felicidad —si es lo que estoy comprando—. No quiero
unirme al club de los que despotrican mientras enaltecen los años malos y las
calamidades que hicieron posible su presente cicatrizado. Sin embargo, si tanto
lo agradeces, anda y sacrifícate tú.
lunes, 5 de septiembre de 2016
La Felicidad Entubada
Serás feliz, pero no ahora: después. Serás feliz, pero no como te dé
la gana, sino como dicta la receta que te estaremos dictando esta noche, en el
horario estelar. Serás feliz, pero solo mientras estés rodeado de gente,
haciendo lo que los otros hacen, defendiendo el tema que otros elijan. Serás
feliz, pero no escuchando lo que tienes que decir, qué pensar, qué sentir, qué
ser. Fíjate que está terminantemente prohibido estar solo, en silencio,
escuchando a los fantasmas que se criaron contigo, que crecieron contigo y que,
por supuesto, se reprodujeron contigo. Contraindicadísimo reflexionar, y si te
atreves a meditar o cualquier otra pendejada de esas, estarías asesinando la
oportunidad de ser feliz según todo lo que te hemos enseñado. Te estamos
mirando, Ignacio. Te vamos a pegar por la mano cuando te escuchemos hablar de
ti mismo como lo intentas hacer desde hace rato. Te nos estás escapando de a
raticos y sabemos que has tropezado con lo espiritual en una esquina malandra, lejos
de nuestra jurisdicción. No sabemos qué te crees, pero estamos doblando la guardia.
Enviaremos emisarios a ofrecerte las más depuradas de nuestras distracciones
para que no estés pensando en esas tonterías de la honestidad, de saber dónde
estás parado realmente, de adónde dirigirte para encontrar el equilibrio. No te
saldrás con la tuya porque eres nuestro desde siempre y no lo arruinarás así
como así. Por ahora ya sabemos dónde estás y con quién; agarra por ahora este
nuevo caramelito, este regalo deslumbrante, estos espejitos. Únete de nuevo y
sin condiciones a esta gozadera interminable que no todos te ofrecerán… porque
no todos te aprecian como nosotros.
lunes, 8 de agosto de 2016
El plomo acabó con todo
El plomo acabó con mis
argumentos. El disparo cegó todo. Ahora soy un ejemplo, un símbolo, pero tal
vez no quería serlo. Tal vez quería andar por la calles, saludar, permanecer en
el banco del parque sin ser reconocido por muchos. Venía a toda velocidad, con
todas la ganas, con más futuro que pasado y la calamidad me tendió su mano
inevitable. Quería ser un célebre anónimo, un alma libre y comprometida, un
obrero de alegrías y no pude. Con mis pantuflas, mi bata de baño algo
desaliñada y mi bolsa de pan calientico y recién mordido, recibí mi porción de
maldad, de indiferencia; recibí una entrada al porcentaje maluco ese que sale
en periódicos y estadísticas semanales. Pero creo que iba a pasar de todas
maneras. Creo, con lo pavoso que he sido, que si hubiese habido un solo
pasajero al otro mundo por estos días, igual hubiese sido yo.
sábado, 16 de julio de 2016
Desde el barro y de vuelta
Te hablo desde el
barro y de vuelta. Te hablo desde la oscuridad conociendo la luz. Te hablo
desde la soledad, harto de la muchedumbre. Te hablo desde lo frugal, hastiado
de la abundancia. Te hablo sin prejuicios, sin engaños, sin pretensiones. No ejecutaré
trucos de ilusión porque ya no los necesito. Venir de los extremos me da una
visión exacta, necesaria, de dónde debo estar. La tontería y la superficialidad
ya no me atrapan porque ahora las puedo ver
completas, de lejos, sin apegos ridículos. Saqué cuentas, promedios,
tendencias, y luego de examinarlas con detenimiento, me sorprendí de lo ciego
que era, de la costosa ignorancia en la que pasaba mis años, en las que basaba
mis decisiones. Ahora, ya cuando se pasó el deslumbramiento del resurgimiento,
me resulta una clase de preescolar saber por qué no era feliz.
viernes, 17 de junio de 2016
jueves, 26 de mayo de 2016
Necesito un superhéroe
Necesito un
superhéroe. Todos lo necesitamos. Me siento tan solo, tan débil, tan aislado
entre este gentío. Perdimos la capacidad de organizarnos para solucionar
cualquier problema común. Cada dificultad solo se acumula y forma parte del
armario de problemas que todos compartimos, los que no disminuyen, por los que
nos quejamos sin parar, como si fuese algún tipo de analgésico. Por eso
necesitamos un superhéroe. Uno de esos con capa, con los interiores por fuera. De
esos que vuelan, congelan, queman, leen la mente, se preocupan, salen corriendo
y solucionan todo ellos solitos. Nosotros no. Nosotros somos un montón de bobos
gritando desde la ventana nuestras tragedias para que venga otro y la solucione,
y en el proceso, se cuela otro pillo y se convierte en el nuevo villano.
miércoles, 25 de mayo de 2016
Entérate...
Entérate de todo. Entérate
de todo lo que aquel serio accidente del 2 por la tarde te dejó ver. Entérate de
los días que estuviste sin estar, en que los aparatos te sustituyeron en gran
parte de manera temporal. Entérate de las mentiras que poco a poco te fuiste
metiendo en la cabeza para protegerte, y que fueron desmontadas definitivamente.
Entérate de las verdades que creías mentira o que solo parecías saber. Entérate
de lo real que resultó tu familia, juzgada y desacreditada tan ligeramente por
ti. Entérate de los abandonos posibles por quienes suponías que estarían a tu
lado, no importaba lo grave de la situación. Entérate de quiénes no pudieron
manejar la situación por miedo o inconciencia y se alejaron inexplicablemente
para ti. Entérate quiénes durmieron a tu lado con tu mano en las suyas para
sentir cuándo te despertarías, para sencillamente desaparecer cuando comenzaste
a balbucear. Recuerda el replanteamiento sobre la vida y la muerte que este
proceso te causó. Ya nada fue lo mismo. Ya nada fue igual que antes. Dejaste lo
superficial guardado en el baúl y sacaste a ventilar las paces que no sabías
que tenías. Te dejaste llevar entonces por la sencillez de quien tuvo suficiente
turbulencia como para desperdiciar sus minutos, sus afectos, sus paisajes, sus
silencios. De vez en cuando opinas, sin querer, que hubo pérdidas, pero
inevitablemente recaes en la conciencia de que todo fue —y es— ganancia.
sábado, 21 de mayo de 2016
Espérame, tercera edad
Espérame, tercera
edad. No te apures tanto; no me apures que ya voy. Ya voy de bajadita, sin
frenos, entre titubeos muy distintos a los de los veinte, treinta y cuarenta. Siéntate
a esperar, si lo que esperas es que llegue agotado, cansado, desteñido. No estoy
lejos, pero vengo alegre. Temo que te desilusionarte con tanto bienestar interno,
con tanta fuerza para no pujar. No cantes victoria a pesar de ver las canas, la
falta de agilidad, esta seducción de colesterol y triglicéridos. Vengo con
todo, y vengo a sentarme en el zaguán, a “latir echao”, como el perro del
decir. Vengo a relajarme, a pasar el rato después de lo bailao. Vengo en el
descenso de las hormonas y a su consecuente racionamiento: ya no en cualquier
ocasión. Mírame desde tu vieja caseta de recepción. Trata de ser paciente; deja
el apuro, que no vengo a forcejear. Vengo, más bien, a hacer las paces. Ya no
vengo a temer a la muerte con el mismo miedo del niño. Vengo, más bien, a
esperarla sentadito, disfrutando cada minuto que se atraviese… y se atravesará.
Vengo a beber cada segundo del presente, a no vivir más bajo el yugo del futuro
que nunca existirá, que podría acabarse mañana mientras hago mis planes
ridículos, tremendamente ilusos. Así que aprovecha y más bien siéntate a mi
lado; cuéntame de tus experiencias, de tus aburridos libretos para quienes
llegan, de tus inyecciones de terror para quienes entran aquí con riquezas
ignoradas para arrancárselas así nomás, sin que se den cuenta. Y si no quieres
sentarte, tercera edad, vete pal carajo, que sigo vivo y sin ganas de
desperdiciar lo que tanto ya desperdicié.
viernes, 20 de mayo de 2016
Se fue la luz
Ya medio aliviados, terminándonos
de recostar en los sofás y sillones alrededor, ya nos comenzamos a sonreír por
la experiencia bizarra de perder el principal motor de la vida moderna. Se fue
la luz. No había cómo distraernos de estar con nosotros mismos. No había cómo
huir de la presencia familiar. No hubo cómo escapar de estar a menos de dos
metros de quienes eran el lubricante para la vida. Estábamos atrapados en medio
de la presencia simpática y amorosa de quienes crecieron y vieron crecer todo
lo que somos ahora. Los comentarios del apagón fueron inteligentemente
manufacturados por mi hermano, por mi padre, por mi hijo… quién sabe. El viejo
comenzó con un cuento de sus años en su pueblo, que ahora es ciudad. Contaba de
los días que comenzaban y terminaban pronto, que colgaban de la luz del día. Con
la mirada de los jóvenes clavada en sus ojos bonachones y sonrientes navegaba
entre sus vivencias sin luz, sin esa electricidad que fue llevada luego; sin
ese instrumento tan impactante que luego, con el progreso tan cacareado arrancó
la juntura de quienes se amaban y los puso a mirar para otro lado. Contaba de
caricias a veces disimuladas, de complicidades, de camaraderías en lo que ahora
llaman solo “pobreza”, pero que sin dejar de serlo, regalaba el espacio franco para
vivir una vida de amor prehistórico, de defectos y virtudes no tan elaborados,
de esperanzas tímidas de que a los míos les irá mejor. De repente, como se fue,
¡vino la luz! Y quedamos mirándonos entre todos, con el ojo encandilado, y
diría que casi con la nostalgia de seguir escuchando cómo era todo cuando no
nos podíamos rehuir. Diez minutos después, todos los aparatos estaban
encendidos y cada uno de nosotros volvimos a la hipnosis del bienestar que sí
logramos, ese, que el abuelo nos deseaba... al menos eso nos dijo mientras lo rodeamos
como nunca antes. Entonces deseé con toda mis fuerzas que se fuese la luz de
nuevo.
lunes, 9 de mayo de 2016
Del traficante, con amor...
Tardé en darme cuenta
y hasta creí que sería más difícil lograrlo, pero ya en estos tiempos
desperdigados logré entrar a tu hogar y comunicarme más efectivamente con tus
hijos. Eso de que no hay que ser amigo de los hijos solo puede ser cierto si te
va a dar la gana de orientar a tus vástagos, darle con todo a esa tarea. Pero como
no eres capaz —ni quieres hacerlo —, yo sí que soy todo oídos, los entiendo y
luego ofrezco mi producto sin mucho esfuerzo. Me reúno con ellos, los llamo,
los escucho sin juzgarlos, nos vamos de farra y ahí: ¡zas! Que si el diablo,
que si la cigüeña, que si la semillita, que si Dios bravo, pero de ahí no pasaste,
papi. El miedo, el hastío y demás basura de esa que les has inyectado los
trajo derechito para acá… ¡Felicitaciones! Te has ganado una vida entera
para quejarte de tu suerte, del abandono futuro de tus hijos y preguntarte qué cosa misteriosa e ingrata de la
vida fue lo que te pasó. Mientras, disculpa que te deje aquí, perplejo y solo, pero
es que debo atender a los hijos de tu vecino, el perfecto, el que sí les dio lo
que a él siempre le faltó cuando pequeño.
jueves, 5 de mayo de 2016
¿Qué coño quieres, vale?
Si se te dice que hay
un ser supremo y que confiando en él como en el pasado estás salvado, no lo
crees. Está bien. Si por otro lado te dicen que la conciencia superior está a tu alcance
si abandonas el ruido embrutecedor de tus pensamientos alienados por los
mensajes cotidianos, tampoco lo crees. Se respeta eso. Si tu familia te acompaña en tu compunción
y se ofrece para ser la solución a tus problemas, no te fías tanto en eso. Tú sabrás. Tu consorte
de vida te ofrece su existencia para compartirla, para batallar, si es lo que
quieres, viendo a ver si te puede ayudar en eso de ser feliz, pero ya veo tu
cara suspicaz en ese respecto. Es tu decisión. De tus hijos ni hablaré. El único amigo que te aguantó
desde tu niñez porque admiraba tus pocas, pero evidentes virtudes, te acaba de
tender la mano para levantarte de esta, tu más reciente caída; y por lo que
veo, tu testarudez se impondrá de nuevo. No me queda sino preguntarte desde
esta esquina, desde la que temo decirte nada, ¿qué coño es lo que tú quieres,
vale?
domingo, 24 de abril de 2016
Amores del pasado
Zumbarse
con ganas y los ojos cerrados. Soltar el sustento vital y lanzarse directo al
espejismo. Enjabonarse con la sonrisa perenne, con la esperanza eterna sin
mañana ni malicia. Perderse entre los colores inventados por uno mismo, por el
buen deseo y sin consultar. “Toda una payasada”, piensa uno después del
carajazo que hace despertar. “Qué imbécil fui… ¡esto no me pasa más nunca!”, replica
uno a la vida que cree que tiene. El guayabo se parece más a una resaca que
duele más arriba del estómago y que no pasa mañana. Aun así, e igualito que con
el alcohol, el episodio se repetirá y hasta la experticia ganará uno en el
camino, donde pisa, ahí abajo, donde se podrán recoger eventualmente la
autoestima y la dignidad amortajadas por los locos proyectos en los que se
invirtió todo el ahorrito emocional. Medio muerto y medio enterrado se pudo
seguir adelante. Pero la esencia quedó. La supervivencia prevaleció, con todo y
redundancia. El gusto no lo quita nadie, como dicen de lo bailao. Quién sabe si
fue necesario tanto barullo, pero me agrada el producto más silencioso, de
pocos faros, de extinguidos sobresaltos. Prefiero lo que quedó del doloroso tamizado
de años de incertidumbre. Me voy a dormir.
jueves, 21 de abril de 2016
No soy experto, pero quiero hablar
No soy
experto, pero quiero hablar. No quiero salir harto de información para poder salir
y dar mi experta opinión. No quiero venir y lanzarte en la cara los años de
estudio tesonero, de diplomas, de pehachedés y demás certificados para que te
quedes callado y me escuches. Quiero decir lo que siento, lo que se me ocurre,
sin tener que elaborar una tesis y escribir un libro en ese respecto. Quiero,
más bien, mirar alrededor con atención y sacar mi propia conclusión. Necesito rayar
en mi cuaderno, tomar mis propios números y establecer yo mismo los patrones, las
tendencias. Quiero escuchar, aunque sea de mi propia manufactura, la causa de
lo que veo, lo que produce nuestra situación de vida. Quiero, si fuese posible,
desmentir a quienes se acercan con malabares aprendidos, con retorcijones
verbales, con cristales y espejitos académicos a conquistar nuestra buena voluntad.
miércoles, 30 de marzo de 2016
Te vas a morir
Te vas a morir. Y es mucho más: todos moriremos.
Entonces dime, ¿qué vas a hacer? ¿Te vas a quedar ahí mirándome? ¿Te vas a
quedar preso de tus miedos, de tus prejuicios, de tu historia? Que te mueras no
es un problema; es solo el paso final de la bendición otorgada para deambular
por el mundo. Si fuese un problema, tuviese solución... pero no la tiene.
Puedes retrasarla, pero eso no la decarta. Deja ya de hacerte el pendejo,
porque igual te vas a morir. No importas dónde te metas, porque llevas la
muerte por dentro. Pero por dentro llevas también la vida. Por dentro llevas
también la energía para sentir, para lograr, para sonreír. Siempre has tenido
la opción para escoger, pero siendo honestos, con los ojos cerrados no es
fácil. Así que levántate, acércate, acompáñame. Comienza a vivir manquesea
desde ahora. No te lamentes. Agradece, más bien, la nueva oportunidad dada hoy.
Eres la fuente
Eres
la fuente. Eres el origen. Eres eterno. Eres el flujo indetenible de ideas y
flores que permanentemente nos beneficia con su existencia. No importa que se
pretenda desechar lo que va de tu obra. No importa que traten de detenerte.
Eres torrente porfiado, empecinado. Te miro con sonrisa y agradezco que estás
cerca, y aunque sé que tu nube viajará, aprovecharé muy disimuladamente tenerte
ahora sentado a mi lado.
domingo, 27 de marzo de 2016
Soy el genio
viernes, 11 de marzo de 2016
Verte en bata de casa
Verte en bata de casa.
Eso es lo que quiero. Quiero verte sin ganchos, sin pinturas, sin zarcillos. Si
fuese posible, quisiera verte sin los atavíos acostumbrados en los sitios donde
te me presentas. Necesito saber si brillas sin luces alrededor, si embriagas sin
refuerzos, si despampanas de cerquita. Quiero verte sin zapatos, comiendo
papitas o tirada en el piso, mirando mala TV. Muero por mirarte picar una
cebolla, barrer con flojera, pasarle un trapo a tus propias regueras. Ya basta
de concesiones, de créditos a plazos increíbles. Llegó el momento de ser
sincera con tu admirador número uno. Te quejarás de la cola, del calor, de
bañarte todos los días. Irás bajando lenta, temeraria y tortuosamente a mi
nivel, a este tierrero en el suelo en el que todo se ve grande, a esta
cochinada de jornada. Por último —y hasta como un favor lo aceptaría— quisiera
saber de tu sudor, de tu saliva, de tu aliento de madrugada, cuando al fin me
descubra a tu lado… al lado de alguien igual que yo, pero que ostente toda mi
atención enfermiza.
domingo, 28 de febrero de 2016
La tortuga en el árbol, por supuesto.
Alguien
dijo que había llegado un desconocido. Alguien más mencionó que sabías cosas
que no sabíamos nosotros y que venías relucientemente ataviado. Como es
natural, no me interesó. Pero siguieron diciéndolo hasta que la curiosidad me embargó
y al final estuve cerca de ti por un rato para saber de qué se trataba toda
aquel barullo a tu alrededor. Pero no. Nada de lo que pude ver, oír, sentir, me
atrajo como a los otros. No pasó mucho tiempo sin sentir la presión de mis
iguales por unirse a tu causa, a tus gustos, a tus necesidades. A mi pesar,
luego de pocos años, comencé a ataviarme como tú, como ellos, que habían
adoptado tus maneras con solo conocerte. Me acostumbré y fue inevitable, como
con todas las costumbres, el dolor al tratar de separarse. Por eso seguí, para
no sentir que fallaba en el intento. Pasaron más años y hasta de tu
representante fungí; quien no te presentase sus respetos tenía la indiferencia
asegurada. La vida siguió con esa piedra en el zapato convertida en simpatía
insospechada, en piel de mi piel, en mí mismo. Pero en estas noches desperté
sobresaltado, desconociendo todo lo que me rodeaba desde que llegaste; lamentando
todo lo que mi flamante hipocresía me empujó a hacer. Me sentí el imbécil que
parezco ser entre quienes conocieron al verdadero yo. Sentí con rabia que me
embarqué en tu lógica, que traté de ser como tú por aclamación popular, y de
repente, como no era tú, resultó que fallé. Ahora tengo arraigadas necesidades
que no fueron mías y hasta camino como tú. Me siento como la tortuga montada en
el árbol. Ahora soy incompetente según tus reglas, en el tipo que no fue capaz
de tener el éxito mínimo que los demás esperaban de mí, en lugar de seguir
siendo el ignorante resuelto y feliz que dicen que hubo en mí hace ya algún
tiempo.
El camino inevitable
Lo inevitable
de mi camino no escogido me somete tiernamente. Lo inexorable de mis opciones
limitadas para volar me obliga a escarbar en el suelo, a buscar tesoros en otro
sentido. Mi mirada, antes levantada al espacio desconocido, improbable, me
empuja a mirar a los lados, a identificar el entorno, a conocer a mi semejante.
Ahora siento que debo entrar al grupo, hacer equipo y organizarme como pueda,
según veo, con quienes aparentan estar dormidos aún. Tal vez, y a pesar de lo
duro que pueda ser, podamos hacer algo con esto tan duro que nos tocó vivir. Pero
ese soy yo, el que piensa, el inteligente, el desenvuelto… Por otro lado están
los otros, los que siempre he considerado adormecidos, quienes parecen ir siempre donde
se les indica, quienes tildan de locos a los que se atreven. Ellos, los
adormecidos, tejen en silencio; tejen algo que no puedo ver con mis ojos
entrenados para lo complejo, para la grandeza invisible para ellos. Día a día, con el pasar de las
horas, de los meses, de la vida, su prisión se nota menos estrecha. En medio
del espacio asignado por sus dictadores, se forjan un pequeño castillo también
invisible, que va creciendo y fortaleciéndose con el tiempo. El cansancio
físico encuentra refugio en el nido ya casi terminado. He visto con ojos incrédulos
cómo la vieja silla, la mecedora que cruje, dispara la mirada perdida que ya no
se detiene en detalles importantes para mí, sino que se queda redondeando ideas
desconocidas y terminan con una sonrisa. Atender al perro, acomodar las matas
del patio, jugar con el pequeño de la casa o simplemente contemplar el
atardecer se han convertido en el paseíto diario de su sabiduría silente, la
que sin darme cuenta surgió delante de mis ojos y de la que ahora necesito
tanto.
martes, 23 de febrero de 2016
Eso no sirve
Eso
tiene algo raro. Eso, de alguna manera que no puedo etiquetar, no sirve. Lo he
visto por un tiempo y entre argumentos y prestidigitaciones no vi que avanzase
un centímetro, que ahorrase un segundo, que causase algún bienestar. Prefiero que
no sigas explicándome porque mientras te explayas, sigo mirando la cosa y no
cuadra nada. Es casi una revelación ver una contradicción en curso, un desfile
de palabras por fuera de su propia pasarela. Me dices que soy tapado. Me dices
que soy obtuso, que no tengo la amplitud necesaria para entender esa maravilla
que me presentas. En mi defensa, debo decir que no necesito contener a la
academia para saber cuándo algo no funciona. Esa vaina no funciona y así me saltes
disfrazado de mago, no existe en mí la disyuntiva e creer o no creer.
miércoles, 17 de febrero de 2016
Me gustaría descubrir...
Me gustaría
saber que hay mucho más que esto. Me gustaría descubrir que no todo es esfuerzo
que se pierde en la caja de una tienda. Me gustaría saborear algo más allá del
despertador, de la ropa planchada, de la cola en la autopista o el apretón del
tren. Sería lindo saber que estar diez horas en una oficina ajena o deambular
pescando monedas por la calle no termina solo en cansancio, en hastío, en años evaporados
sin legado. Sería decente saber que no nos consumiremos como un cigarro en la
boca de un depresivo, esperando un futuro mejor que no llegará nunca. Sería espasmódico
saber que hemos botado tantos días en pendejadas y lo vamos a pagar carísimo,
cuando ya no se pueda recuperar sino el arrepentimiento. Sería espectacular ejercer
la creatividad como medio de vida. Sería rico saber que el amor lubrica todo lo
que no marcha fácil. Sería interesantísimo ejercer la equivocación sin tanto
miramiento como medio de aprendizaje efectivo. Pero todo el escrito está en
condicional y así se va a quedar, porque sería, según los que sí saben de éxito
en pantalla, una equivocación despertar a tiempo.
lunes, 8 de febrero de 2016
Camino inevitable
Lo inevitable
de mi camino no escogido me somete tiernamente. Lo inexorable de mis opciones
limitadas para volar me obliga a escarbar en el suelo, a buscar tesoros en otro
sentido. Mi mirada, antes levantada al espacio desconocido, improbable, me
empuja a mirar a los lados, a identificar el entorno, a conocer a mi semejante.
Ahora siento que debo entrar al grupo, hacer equipo y organizarme como pueda,
según veo, con quienes aparentan estar dormidos aún. Tal vez, y a pesar de lo
duro que pueda ser, podamos hacer algo con esto tan duro que nos tocó vivir. Pero
ese soy yo, el que piensa, el inteligente, el desenvuelto… por otro lado están
los otros, los que siempre he considerado adormecidos, quienes parecen ir donde
se les indica, quienes tildan de locos a los que se atreven. Ellos, los
adormecidos, tejen en silencio; tejen algo que no puedo ver con mis ojos
entrenados para lo complejo, para la grandeza. Día a día, con el pasar de las
horas, de los meses, de la vida, su prisión se nota menos estrecha. En medio
del espacio asignado por sus dictadores, se forjan un pequeño castillo también
invisible, que va creciendo y fortaleciéndose con el tiempo. El cansancio
físico encuentra refugio en el nido ya casi terminado. He visto con ojos incrédulos
cómo la vieja silla, la mecedora que cruje, dispara la mirada perdida que ya no
se detiene en detalles importantes para mí, sino que se queda redondeando ideas
desconocidas y terminan con una sonrisa. Atender al perro, acomodar las matas
del patio, jugar con el pequeño de la casa o simplemente contemplar el
atardecer se han convertido en el paseíto diario de su sabiduría silente, la
que sin darme cuenta surgió delante de mis ojos y de la que ahora necesito
tanto.
jueves, 28 de enero de 2016
Cuando yo muera
domingo, 10 de enero de 2016
Aprenderás del silencio
Ya tuviste
la oportunidad de aprender de tus experiencias tan turbulentas, así de movidas,
muy cambiante todo según me has contado.
Ya pudiste tomar esos cambios y sacar promedios, tendencias; emular conductas
en determinadas circunstancias, esperar un poco cuando sea imprescindible. Pero
eso ya bastó. Ahora será todo distinto. Ahora tendrás que aprender de la
quietud. De ahora en adelante deberás succionar de los momentos de silencio, de
esas prolongadas temporadas en la que solo la brisa, los grillos y un ladrido
lejano se dejan sentir. Ahora, con cierto dolor, deberás abrir tu entendimiento
más que tus ya expertos ojos y oídos. Deberás conversar, ya no con quien se te
acerque, sino con quien habita en tus adentros. Deberás departir con quien te
agradece muchas cosas desde las vísceras, pero no podrás evitar los fantasmas
que con tanta paciencia, con tanto tesón, con tan fino pincel, excelentemente alimentados
de miedo, de prejuicio y del egoísmo que nunca antes, nos mostraste.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)