Ya me harté. Ya no
seguiré tratando de hacerme el bueno, el que intenta, por todos los medios, cumplir
con las reglas, con las leyes, con lo convenido. Ya me cansé de ser el
comprometido del grupo, el que se queda un rato más, al que le explota su
propia honestidad en la cara. Me quitaré esto que ya parece un disfraz, pero
que fue durante todos mis años el empeño por establecer una diferencia, por
aportar para el cambio del todo desde mi humilde esquina. Pero se acabó. Correré
como el agua en medio de un cauce contaminado; fluiré sin miramientos en la
basura moral que tanto critiqué y que acaba de tomar el control de mi
existencia. Diré que sí a recibir mi muy merecida comisión por el trámite que
facilitaré sin dudar. Abriré mis arcas y vacías para que al fin se abarroten
con riquezas sucias, con bienestar culpable, ya que con civismo y decencia solo
permanecieron en el abandono. Seré el caimán en la boca del caño de las
oportunidades. Saltaré al fin por sobre los hombros y cabezas de quienes haga
falta pisar para quitar del camino. En fin, tantas cosas por venir… y si
quieres argumentar en contra, fíjate cómo lo digo ahora: “NO ME IMPORTA”.
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