Llegó la pérdida. Llegó
el dolor. Llegaron muchas cosas juntas tras el cortejo de oscuridad. Hay
confusión, hay rabia. Pero es tan pronto que ni siquiera ha llegado la
tristeza, el sosiego, el momento de sacar cuentas. Es tan pronto que ni
siquiera se asoma el agradecimiento por los momentos vividos, por las miradas
cómplices compartidas, por la presencia “sin costo adicional”. Por ahora el
sufrimiento es el jefe, pero sé que es cobarde y se irá, dejando el espacio debido
para la paz y la nueva forma de presencia.
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