Hoy a esta hora no dudo en decir que todo está vuelto mierda. Hay tanto desencanto, tanta confusión, tanta desazón, que creo que hay que volver a las definiciones, a los conceptos originales para saber si de verdad andamos en lo que debemos andar. Por lo pronto, me parece que no. Me parece que estamos perdidos. Hay que ir a las definiciones de felicidad, de miedo, de tristeza, de frustración, de proyecto de vida, porque creo que todo se enredó y estamos dando vueltas persiguiéndonos la cola sin saber que es nuestra. Pareciera que quien luce feliz solo está aparentando para no ser juzgado. Pareciera que quien es esclavo, defiende a su amo a capa y espada sin darse cuenta. Pareciera que el amor es sinónimo de sufrimiento, lo que se ha convertido en una trampa obligada, al parecer tejida por los que no saben amar para que los pendejos caigan porque es que así es la vida. La ausencia en cuerpo presente y la tristeza se despliegan a sus respectivas anchas y parece que no hay nada que las detenga. Se me ocurre que en algún momento se nos dio el mapa de un terreno que no existe y volvimos a caer por pendejos, por desubicados, por no comparar el propósito de hace 20 años con el adefesio del presente. Yo no sé: yo mejor me voy y no juego más. Renuncio al circo.
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