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lunes, 24 de junio de 2019
Maestra juventud
Agradezco
la pasión de la juventud. Agradezco toda esa brincadera, las decisiones
dementes, las incertidumbres por culpa de la falta de visión y las correderas
que causaron. Agradezco lo pronto que comenzó todo; en ligera aritmética siento
que mientras más pronto aquello, más pronto todo. Y algo parecido a “todo” se ha
ido acumulando, dejando ver, con nueva calma, el camino recorrido, los
resbalones, las caídas, dejando sentir que, de repetirse alguna oportunidad,
tal vez no nos anotemos en esa. Todo en la cabeza y el corazón se va acomodando;
todo va cayendo en su santo lugar, armando un mapa de situaciones por repetir,
por considerar o por salirles corriendo de una. Agradezco a quienes estuvieron
cerca y que también llevaron lo suyo; a los que avanzaron, a los que se
quedaron y con quienes todavía nos tomamos un café para hojear el álbum. Agradezco
pues, todos los raspones, heridas y cicatrices que esculpiendo, con cada
carajazo, la perspectiva que esos momentos de la muchachada y la adultez presunta
dejaron en los años posteriores, en aquellos que me recibieron con menos
fuerzas, menos ganas y menos dinero, aunque con un punto de vista más intuitivo
que honra más eso de que “perro viejo late echao”.
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El perro viejo ladra "echao" porque aprende a que sólo se levanta si realmente lo amerita.
ResponderEliminarSaludos