Llegó
el momento de imaginar la vida, de plantear escenarios. Llegó el momento de
planificar el futuro, de imaginar los movimientos día a día que ello merecería
llevar a cabo. Incluso, mi estimado, habría que vivir en la imaginación, las
caídas, las frustraciones. Sí, hay que plantear la posibilidad vívida de
fracasar. Propongo, además, proyectar en el aire quiénes –o quién- vendría a
nuestro socorro. Será iluminador saber desde dentro del que nos tenderá la mano
incondicional y su razón; del que nos brindará consuelo y una palabra que nos
deje pensando en continuar. En fin, te propongo, mi amigo, con un chasquido de
los dedos, crear todo un mundo temporal que nos haga sentir exitosos de manera
opuesta y fracasados en modo de ganancia… tú sabes, por eso de sentirse dulcemente
bofeteado por un lado, y sorpresivamente salvados por el otro, antes de
comenzar a caminar... de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario