Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
martes, 30 de octubre de 2012
¿Castillos de qué....?
¿Castillos de naipes, es la cosa? Ingeniosas construcciones, eso sí. ¿Castillos
de arena, es el asunto? Pesadas estructuras de postín, eso sí. Parece que uno
siempre va en pos del “castillo”. Tal vez sea por eso de que el hogar del
hombre es su castillo, cosa que es
cierta… eso sí. Aquí, vale, imaginando tal fortaleza, tal ocurrencia medieval
de vida protegida para algunos a quienes nos encantaría emular… -“imitar” no
importaría-. Seguro que esos fortines amurallados no fueron construidos
comenzando desde las torres, o desde el patio central o desde la legendaria
puerta levadiza. Seguro que fue iniciada desde mucho más abajo, para que
resistiera de verdad cualquier aventurilla romántica de desbancar a los
soberanos o nobles del momento. Lo que pasa es que a uno le gusta la atalaya,
la muralla o algún montón de piedra que sobresalga elegante del tótem para
tomarle unas fotitos. Pero resulta que esa visión turística de nuestra soñada
carcasa, es lo que nos mantiene de paseo por sobre la tierra a cultivar. Esa conjetura
del poder no conquistado siquiera, de bases que no existieron por falta de
previsión, por ingenuidad inducida o firmemente adquirida, es la que nos tiene
revolcándonos en este polvero que no se disipa, en este barrial que no se seca
ni se cae de la piel. Y aquí, con los párpados entorpecidos por tanta tierra
del camino, con las manos ya entumecidas, prometo, solemnemente, que la próxima
vez que escuche “castillo”, trataré de pensar en algo distinto, menos nocivo
para la salud.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario