Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"
miércoles, 31 de diciembre de 2014
Ha pasado el tiempo
Ha pasado el tiempo. Han ocurrido muchas cosas.
Hay huellas que se pueden ver. Se han descubierto verdades, se han descubierto
mentiras. Y luego las mentiras han sido verdad y viceversa, y lo que tenía
valor lo perdió, y lo que carecía de él, lo ganó. Han pasado cosas. Cada día
deja un rasguño o una caricia, que, al acumularse, imperceptible, se convierten
en herida o felicidad para los otros días. Pasa el tiempo en silencio, dejando
silencios que aturden. No es lo mismo. No soy lo mismo. A veces me maravillo
con mi nuevo disfraz; a veces me horrorizo con mi nueva apariencia. El
cristal delante de mis ojos se ensucia, se empaña y reluce a ritmos
caprichosos, desechando o acogiendo nuevas realidades, nuevos temores, nuevas
preguntas que se irán contestando como las anteriores. Los misterios dejarán de
serlo y descubriremos que somos más tontos. Descubriremos que la ciencia se
aleja de nosotros y la tecnología no sirve sino de entretenimiento aislador.
Estableceremos, como sentencia, la incertidumbre y botaremos de una vez las
ganas de seguridad infinita que no sé quién coño nos la metió en la cabeza.
lunes, 24 de noviembre de 2014
Aquí te espero, muerte
Aquí
te espero, muerte. No correré más. Total, ya sé cómo es que te mueves. Llegas de
repente o avisas con tiempo para aumentar el temor que te tenemos todos… que ya
no te tengo. Cuando quieras, asoma sus cacareadas huesudas fauces y tengamos la
conversa pendiente. Ya no temo. Ya no temo y te diré el porqué. Porque siempre
has estado presente en mi vida, tomando de la mano a los míos y ajenos. He presenciado
los episodios más variados de tus apariciones. Ya me aburriste. Ya estás
retratadita. Ya no eres el misterio que todos creíamos cuando pequeños. Eres
sólo la parte final de la vida, y la gente te teme sólo por las cuentas
fallidas que hay que darte, por esos descuadres, por la malversación de tiempo
y esfuerzo en empresas equivocadas. Ya me puse mi bata de baño, muerte, que es
como me quiero ir. Ya escribí la nota de despedida -muy tierna y alegre, te participo-, en la que
te desenmascaro ante los míos. Ya me tomé el trago de inspiración. Comprendo que
te has ido arrechando a medida que me lees, muerte, pero es que no tengo la
culpa de la comprensión que al fin me arropa. Ahora te demoras, parca. Ahora quieres
ensayar de nuevo el truco fallido del “todavía no”. Ahora soy yo quien te
espera sobrado. Por más malabares que hagas ahora, por más trucos sucios que
gestes en estos instantes, mira: Nadie
me quita lo bailao ni la sonrisa que deja.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Descalabro
Allí estaba
sentada ella, simpática, expectante, con ganas de vivir. Iba en el metro al
trabajo, como todos los días, con la esperanza de dar con el botón que la haría
realizarse como profesional, como mujer, como ser humano, en un futuro no muy
lejano. A su lado, como cada día, su esposo. Él, con el invariable sopor que lo
arropaba desde algún momento de la relación hasta ahora, entretenido con su
teléfono inteligente, jugaba algún
jueguito de moda, mostrándole a su mujer, de vez en cuando, que había logrado
superar el nivel actual.
Ella lucía espectacular. No era estereotípicamente linda,
pero su mirada y su sonrisa recortada provocaban la mirada de los caballeros
alrededor. De pronto, dejó caer sin querer el bolsito del almuerzo. Su querido gordo (como ella le decía) seguía
absorto en su pequeña pantalla, al mismo tiempo que un joven, desde el otro
lado del vagón, casi se arrodilla para recoger el bolso y depositarlo en sus
manos estilizadas, bien preparadas para asir, para acariciar, y muy pronto,
para dejar ir.
El gordo sólo pudo ver el celaje de algo que se acercó a su
esposa y desapareció, pero no se fijó que de nuevo, ella clavó suavemente su
mirada encantadora sobre su fugaz benefactor en señal de agradecimiento.
Ella miró al tipo que estaba a su lado en el asiento, en su
cama, en su vida, y de nuevo se argumentó que todo estaba bien, que todo
mejoraría en el futuro. Ella seguiría, por amor a su querido gordo, capeando
todas las atenciones que le prodigarían príncipes y villanos en el intento de
hacerse de esos ojos por un rato, por unos días, por toda la vida.
Al menos… eso era lo
que ella pensó entonces.
viernes, 24 de octubre de 2014
Quiero una igualita a ti
Quiero
una igualita a ti. Ya que te vas, al menos espero conservar algo de ti en
adelante. Quiero una que luzca de lejos y de cerca como tú; una que tenga tus
ocurrencias, y cuando no las tenga yo se las insinúe. Quiero alguien con el
aroma de tu piel, de tu aliento; alguien con tus omisiones y patadas… no
importa. Consideraré que sólo tenga tu voz o el tamaño de tus manos, no me importa,
pero no quiero no quiero dejar de enjabonarme con tus gestos y tus caricias. No
puedo perderte totalmente, para siempre… no lo soportaría. Necesito sentir que
no te perdí totalmente y conservar, manquesea, con vida artificial, con lo que
no pude quedarme por estúpido.
Qué curioso es...
Es curioso
cómo se habla del hambre desde una mesa repleta de comida. Es curioso, también,
cómo se habla de paz con un arma en la mano. Por otro lado, no deja de ser
curioso cómo se habla de amor con el puño apretado. Cómo hay de cosas curiosas
mientras uno camina. Fíjate qué curioso es hablar de la verdad con una máscara
puesta, o de felicidad desde la depresión. Curioso es hablar de ayuda al
prójimo desde la extrema indiferencia, o de construcción desde la inactividad
somnolienta. ¿Sabes qué? Mejor quédate sentado ahí mismito donde estás, y así
me dejas tranquilo… aquí, sentado donde estoy. Déjame practicar mi propia
hipocresía, en lugar de entusiasmarme con la tuya.
lunes, 20 de octubre de 2014
Te tengo en sueños
No me
hablas, pero no me importa: Te tengo en sueños. Una vez que estoy dormido me
dispensas toda la conversa que me hace falta de tu parte. Una vez en el reino
de Morfeo, todo se arregla y puedo tenerte a mi lado, ajeno a la realidad que
te aleja cada vez. Es tan efectivo estar contigo en mis dominios, que hasta
puedo darte el guión que recitarás para mí. Si te vieras. No pareces tener
obligación alguna de estar allí, pero estás… simplemente estás. Puedo entonces
usar pinceles invisibles para dibujar tu rostro de modo alegre, condescendiente,
pícaro: Todo a mi favor. No te tengo ahora, pero te tengo a veces, cuando nadie
más puede ver, cuando nadie puede intervenir, cuando nadie más gobierna el
instante. No me hablas, pero no me importa… porque te digo: Ahora tengo sueño.
viernes, 10 de octubre de 2014
Eres casi linda
Eres
casi linda. Te vi un par, y hasta un trío de veces, pero no lograste
engancharme. Te encuentras, curiosamente, en ese limbo en el que no terminas de
lucir como me gustaría que lucieras. Eres casi bonita, un tanto menos que
simpática, dos gramos menos que interesante. Te falta… no sé; tal vez un poco
de sonrisa, de reflexión, de locura, como para levantar la vista. No sé si
ayudarte con un poco de alcohol en mi paladar, aunque creo que cuando se me
pase quedaré igual que ahora, tratando de adivinar qué te sumo. Eres –yéndome a
mis tiempos de estudiante– como cuando necesitaba dieciséis para eximir, pero
sólo tenía quince. Tal vez sea una tarea interesante investigar para hacer,
como para que me termines de gustar; porque es que se me pegó esta curiosidad
que no puedo dejar de tener en este raro día del año.
miércoles, 20 de agosto de 2014
Su espectacular presencia
Fue
espectacular. La mirada se clavó en esa presencia colorida, escandalosa,
preciosamente dispuesta. Ante mi silencio y mi boca abierta, sentí una bofetada
de la vida que me gritaba que aprovechara, que no dejara de vivir ese momento,
porque a diferencia de mi existencia rutinaria, comedida y ridícula, este
instante prometía enjabonarme de algo mucho más esencial que placer. Era una
sensación de interés infinito, que hasta me impedía pestañear por no perder esas
fracciones benditas de tiempo con esta sorpresa inimaginable, que prosperaba,
con los minutos, como una flor en mi barranco… una flor muy muy efímera, en mi
eterno barranco, en mi indiscutible desierto.
viernes, 4 de julio de 2014
Quiero endiosar a alguien
Quiero
endiosar a alguien. No importa a quién, a qué. Ya muchos lo hicieron antes con
el Sol, con Jehová, con Buda o Krishna; con animales, con montañas o rocas. Yo
quiero rendirle tributo a alguien o a algo con más propósito, con menos fe, pero
con respuesta más inmediata. Sin tanta rezadera, peregrinaciones o dietas a
juro. Necesito algo moderno, algo que, con un chasquido de dedos, devuelva todo
lo que yo le haya provisto en ritos bien procedimentados y con derecho a la
protesta. Me haré de un altar HI-TECH, con pantallas HD y megapíxeles de
divinidad. A mí me gusta estar bien, pero no me gustan los sacrificios
tradicionales… por pavosos. Propondré a la Alcaldía abrir un templo en los
centros comerciales, donde la gente salga del cine, vaya al restaurante y pase
a dejar su tributo a la nueva santidad. “Envíe una oración o expresión de
urgencia al 6661. Con sólo 6 Bs.F + IVA quedará registrado en la cola de
requerimientos. Publicidad aprobada por el INDEPABIS (aunque no nos importa:
Estamos a su nivel superior)”.
Te amo, pero no sabes escribir
Creo
que me estoy enamorando de ti… pero no sabes escribir. Yo sé, yo sé, que el
sentimiento, la cercanía tan necesitada y un horizonte en común son las cosas
más importantes… para ti. Para mí también, pero es que cuando me escribes una
carta de amor, un mensaje de correo o un mensajito por teléfono, se me “raya el
iris” tratando de armar aquel rompecabezas. Sí, chica, yo te entiendo cuando te
deshaces en tiernas expresiones en un papelito que pretende sacudirme… y lo
logra. A veces pienso que debo verte de inmediato para que no sigas escribiendo,
y me mortifica no poder escucharlo directo de tus labios rojo claro tan
preciosos y exactos; y es cuando comienzas a usar tecnología sin correctores ni
decencia. Así, que, amor de mi vida, mi casi futuro en común, si quieres
continuar con lo nuestro, prefiero tus dedos acariciando mi mejilla, mi pecho o
mi espalda cansada, porque cuando agarran un lápiz o se hacen de unas teclas, ya
sé que estoy bien jodido.
miércoles, 25 de junio de 2014
Asfixia mecánica y casi invisible
Él
se quedaba con todo. No salía de nada de lo que adquiría. Acumulaba ingentes
cantidades objetos que no desechaba después de usar, o, incluso, sin usar. “Es
por si hace falta o para una ocasión especial”, decía. Pero nunca llegó la
necesidad. Nunca llegó la ocasión especial que mereciera desempolvar lo que día
a día se convertía en vejestorio. El proceso de auto-invasión avanzaba
progresivamente, limitando, a cada minuto, los espacios holgados de su nido. Lo
que al inicio era paso para la luz, para la brisa, para la frescura, se tornaba
ahora en rincones enquistados de paquetes, de cajas, de bolsas y adornos
rociados de polvo endurecido. Era impensable mover algo, cambiarlo de lugar
para experimentar alguna novedad. El techo empujaba hacia abajo; las paredes,
hacia sí. En aquel domicilio sólo se podía caminar por entre los recovecos y
pasillos que dejaron años de entrada incesante de artefactos y enseres ya
inútiles. Pasaban los años y ya no se pudo distinguir el piso y el techo de las
paredes, y al fondo… la oscura silueta inmóvil de un hombre, aparentemente
orgulloso de sus posesiones, cualesquieran qué éstas fuesen… total, ya ni
siquiera las recordaba, a pesar de vivir sumergido en ellas, por ellas; en fin,
esclavo de ellas.
sábado, 3 de mayo de 2014
Aprovecha existir
Aprovecha.
Aprovecha para vivir, y mucho más allá de los latidos y los fluidos deambulando
químicamente por tu cuerpo, aprovecha para sentir. Los años pasan y nuestra
necedad de botar el tiempo de construcción, el tiempo juntos, sólo se detiene a
pensar cuando un susto amenaza con quitarnos lo único que sí tenemos. Aprovecha,
porque aunque vivas en el recuerdo, en el corazón de los demás, no vivirás para
siempre. Nos reuniremos y veremos tus fotos. Las anécdotas más brillantes
saldrán a relucir, pero, aunque diremos que estás ahí, no estarás allí para ti
mismo. Aprovecha para saber que te mereces, para sumergirte en ti mismo y
sentir felicidad de vez en cuando –que es suficiente–. Aprovecha para repetir
cada cosa que te guste, que te deje exhausto de probar. Aprovecha para
rellenarte de bienestar, para que cuando estés a punto de partir no sientas que
faltaron cosas importantes… ¡Date, pues!
martes, 22 de abril de 2014
No quiero tu honestidad
Hoy
no quiero tu honestidad. Por hoy no. Hoy, guárdate ese duro despliegue de
coraje que significa decir las cosas como las sientes. Por hoy, limítate a
mostrar comprensión extrema, y hasta algo de compasión. Claro que te entiendo. Hoy
tengo las defensas bajas, y lo menos que necesito ahora es que me digan
verdades. Guárdate eso que venías a
volcar con tanta determinación; replantea, incluso, la manera de decírmelo
cuando te avise. Dame la mano, anda. Déjame recostarme en tu regazo, y, por
favor, no dudes en morderte la lengua.
lunes, 21 de abril de 2014
Dulce debilidad
Cuando sonreíste supe que todo era una tramoya. Con
toda esa carota después de mi pequeña travesura, pensé que debería trabajar más
para que cedieras. No fue así. Cuando menos acordé, se te escurrió por la
comisura de los labios la tibieza de tu apenada –aunque despampanante- sonrisa.
Tu altivez inicial exigía razones, porqueses inmediatos. La cara de trasero con
la que comenzaste la pataleta era tan auténtica, tan creíble, que tuve que
invocar al dios correspondiente a la ocasión. Pero fuiste vencida, derrotada
una vez más por mis encantos retorcidos, expresados en chistes, moriquetas y
brinquitos. Aunque por ahora estoy confiado en este recurso aparentemente infalible,
debo saber que has aprendido de hoy, y
que la próxima vez me será más cuesta arriba lograr tu adorable mueca.
jueves, 10 de abril de 2014
Debo conocerte mejor...
Debo
conocerte mejor antes de lanzarme con los ojos cerrados. Debo saber más de ti
para correr por la calle con tu bandera ondeando. Necesito saber qué tan cerca
estás realmente, qué cosas podrías negociar, antes de abrir la puerta a la
ilusión, siempre tan fraudulenta. Asumo la empresa de hurgar dentro de ti, desde
lejos y de cerca, entre temas y temores, antes de hacer la apuesta definitiva. Por
ahora, sólo es un paseo infestado de pasión loca que no me deja dormir. Por ahora
no me asiste la razón como siempre espero que lo haga para salvarme. Por ahora,
estoy en el filo peligroso de proyectar para la eternidad esto que siento, sin
haber, antes, comparado con la realidad ya vivida, ya sufrida. Por ahora,
sorberé, amargamente, groseramente, gota a gota, la gloria.
martes, 1 de abril de 2014
Sugestióname
Sugestióname.
Indúceme a pensar, a sentir como mejor tengas a bien manipularme. Quiero percibir
que todo es mejor, que todo es posible. Necesito entrar en una senda de avance,
aunque sea fingido, disfrazado, forzado por mecanismos secretos que la semana
que viene agradeceré. Haz tu mejor despliegue de luces, de escenografía; ejerce
tu mejor tramoya para lograr que el burro persiga lo que él considera su
zanahoria. Pero no tienes mucho tiempo. Hipnotízame de una vez, coño, que de cuando
en cuando la realidad va reapareciendo con toda su carga de realidad, diciendo,
con vehemencia, con terrible exactitud, lo contrariado y paralizado que estoy
ahora.
domingo, 30 de marzo de 2014
Mis prejuicios favoritos
No rehuiré
la situación. La afrontaré inmediatamente, pero lo haré a mi manera. Echaré
mano a mi herramienta favorita: Mis prejuicios favoritos. Con altivez manotearé
la conversa y expondré mis criterios con reciedumbre, aunque con algo de
esguinces. Me sorprenderé cuando me vengas con esa retahíla de razones y
argumentos que, según me dices, son sustentados. Me valdré de tu origen, del
color de tu piel, de tu nacionalidad, de tu religión o de la manera en que te
amarras los zapatos para hacerte quedar mal ante la audiencia, para quedar como
el vencedor de esta diatriba absurda que, como todos sabemos, asumiste con tu
concepto raro de responsabilidad, de compromiso, de honestidad… qué ridiculez.
domingo, 2 de marzo de 2014
Sé que admiras a Carlos, pero...
Sé que admiras a
Carlos. Estoy al tanto de tu devoción por este personaje. Sé que es razonable
sensibilizarse con su trayectoria y la inspiración que te inyecta para emularlo,
para seguir sus pasos. Ahora, déjame decirte algunas cosas sobre Carlos. Carlos
no te conoce. Carlos creció y se desenvolvió en condiciones muy distintas a las
tuyas. Repito: Carlos no te conoce, ni está interesado en conocerte. Para él tú
eres sólo uno más que come cotufas con refresco mientras observas su trabajo
impecablemente ejecutado. Carlos tiene sus vicios propios, así como tú tienes
los tuyos. Nunca llegarás a ser como Carlos; tal vez puedes llegar más lejos o
más cerca que Carlos, pero nunca llegarás su lugar… porque es suyo. No
necesariamente lo que dice Carlos es lo que siente. No conoces las verdaderas
necesidades ni los demonios de Carlos, ni quizás los tuyos tampoco. Yo sé que
te haces el tonto cuando Carlos dice, desde su escenario, cosas que van en
contra tuya y de tus intereses; pero, como dije, te haces el tonto mientras sonríes
y aplaudes. Yo sé que quieres triunfar como Carlos, mi pana, pero debes buscar
tu propio camino… un camino de credibilidad y cierta dignidad. Eres libre para
decidir, pero creo que, como tu amigo, debo advertirte que estás cerca de ser
sólo un patético jalabolas platónico.
domingo, 9 de febrero de 2014
Amnesia con ganas
Entonces la tragedia y el espanto ya no
surtieron efecto. Entonces la muerte, el asesinato y la humillación no pasaron
de ser sino memoria muerta, historia indolora. El tiempo cumplió una vez más
con su papel, ese, de curar lo peor. Pero entonces mató también la lección,
eliminó la posibilidad de la memoria salvadora, de la experiencia necesaria. En
consecuencia, estamos de nuevo en esta payasada, en medio de páginas morado
suave tirando a rosa, en medio de convincentes discursitos justificativos
fantoches de lo que ha pasado y seguirá pasando… porque así somos… porque así
es más fácil ser.
sábado, 8 de febrero de 2014
Absurdo
¿Cómo argumentar en forma brillante acerca de un enfrentamiento absurdo?
¿Cómo sacar provecho de algo que es tan tonto como destructivo? Poco se podrá
decir de la estupidez, de la necedad de muchos que se esfuerzan por crear una
diferencia irritante, mortal en ocasiones. ¿Qué es del respeto en este tema?
Decir algo hermoso para enderezar el entuerto es como obtener flores de un
tarro vacío, como hacer una figura con tierra seca, como regar un terreno sin
semillas: absurdo, imposible, sin sentido. Estas líneas son, tal vez, un acto
de impotencia ante la necedad; es, seguramente, un lamento ante lo que
vergonzosamente existe en nuestros propios corazones.
Dulce vapuleo
Agridulce bapuleo que fue perdiendo el dulce con
los días. Espectacular experimento del alma en el que el vuelto resultó mayor
que el pago. Confusa lección no aprendida que deja terrible pesar. Estoy vivo es sólo un decir que raya en
la ridiculez: ¿No es lo único que se necesita para morir? Entre recuerdos,
fantasmas y heridas disfrazadas de argumento, camino con las manos en los
bolsillos, sin una piedra qué patear, sin culpable identificable. Qué vaina
cuando no hay más culpable que el tipo del espejo, que sus maniobras inútiles
de resucitación de un moribundo encontrado en las vías del tren. No se sabe
cuándo parar. El sabotaje no para y todo sigue rodando con unas cuantas ruedas
menos, con unos cuantos suspiros fenecidos. El corazón late ya en otra nota,
con un ritmo enrarecido por la
neblina. Ya caminado, el corto camino no deja ver su origen y
no sé por qué llegué aquí, por qué lo decidí. Una lozana flor se aleja de mis
manos, irremediablemente, para perderse entre las espinas que salen del borde
del camino y la arropan.
Todo se me pierde en dos dimensiones, sin aroma, sin piel,
sin existencia. No hago más que esperar una supuesta señal; miro hacia arriba
para ver si el director de la orquesta ajena decreta el final de crescendo y se
acaba todo, y comienza el resto de la nada, teñido de un nuevo gris a examinar,
a identificar, a temer.
Ah vaina seria (o Sí, Luís)
Y fue así como las corporaciones farmacéuticas y
las cadenas de comida rápida a nivel mundial se pusieron de acuerdo e hicieron
el esfuerzo que estábamos esperando. Ellos se avocaron a la salud colectiva.
Las comidas rápidas invertirían una millonada para reformular sus platos y
bebidas con el fin de lograr comidas saludables que contribuyeran positivamente
al desarrollo físico de sus clientes. Las farmacéuticas, por su parte,
orientarían sus fórmulas para curar lo más rápidamente posible a los pacientes y
coordinar luego con las comidas rápidas la estabilización de la salud pública, tradicionalmente
afectada por sus productos. Ambas iniciativas validarían la antigua conseja de
que la mejor medicina es la comida. Debido a la nueva empresa de esas
organizaciones, volcadas al bien común por decisión propia, y aún a costa de
sus ganancias tradicionales, hubo una revolución en el bienestar de todos los
ciudadanos afectados hasta ahora, con la consecuente mejora en la percepción de
la colectividad de la imagen de estas grandes corporaciones. Es decir, estos
grupos económicos dejaron de preocuparse por sus propias y exorbitantes
ganancias, para aportar bienestar al ser humano al que le debían sus altos
puestos en la sociedad.
miércoles, 5 de febrero de 2014
Alguien tropezó
Alguien tropezó y cayó. Alguien desvió su camino de repente y la caída
lo llevó a poder mirarme a un lado del camino. Ahora está cerca, recibiendo mis
atenciones y brindándome las suyas. Hacen muchos días de la caída que nos
regaló su presencia, pero la maravilla merece admiración diaria, perenne. Todo
cambio a colores claro, colores pasteles. Todo parece mucho mejor…y lo es. Su
estrepitoso precipicio me obsequió bienestar. Su gazapo regó mi jardín, y ahora
que comienza a mirar hacia los lados, como buscando su camino, el miedo hace su
aparición de nuevo. No estoy en su camino, no soy más el protagonista de sus
atenciones. Desde este momento, me voy degradando en grises, me voy
convirtiendo en pasado. Después de soltar su mano, me doy por enterado de que mi
futuro sigue siendo mi pasado y que el presente ya no existe. Guardaré las
toallas, los pañuelos, los cobertores en la repisa de la esperanza ahora
desvanecida y me sentaré de nuevo a esperar, al borde del camino, para ver si
con mis lágrimas se hace un charco y alguien más cae.
Al fin puedo
Al fin bajó el ruido. Al fin bajó el vértigo. Al fin
la respiración agradece el momento. Las mortificaciones difirieron su efecto
residual y se despidieron con un apacible “hasta mañana”. El paisaje ya no da
vueltas. Ya los flancos no son parajes fugaces, burlones. Ya todo se puede
distinguir al detalle, si se quisiese, aunque hay menos luz. Ya puedo suspirar
por cualquiera de mis pensamientos perdidos. Ya puedo ser menos cauteloso,
menos consciente de “los peligros” que acechan. Ya puedo usar el espaldar con
gusto, sin temor a caer en un letargo en medio de una urgencia. Ya puedo, ya
puedo enfrentarme al terrible enigma de sonreír y no saber por que. Ya puedo,
según veo, ser el desastre que solía ser
domingo, 2 de febrero de 2014
Vivió con ganas
Vivió con ganas, pero no las sació. Se
preguntaba de dónde provenía el deseo, el apego. Mientras, seguía caminando,
resistiendo la tentación, el desvarío, la ebriedad. Era una roca blanda por
dentro, y a la vez que miraba pasar lo exquisito, lo brillante, lo desaforado,
su dura corteza no le concedía un resbalón, una mala experiencia potencial que
le brindara base decente de reflexión. Y así dejé de verla, con la ebullición
por dentro, con la vibración de un monolito ávido, con las ganas de vivir algo
que valiera la pena.
Conviviré con el dolor
Viviré con ese dolor. Sin disparadores, sin
explosiones que diseminen su desolación a la superficie, su destrucción
alrededor. La pelea está perdida, por lo que conviviré con el verdugo. Los
derrumbes serán controlados, en soledad. El sollozo no verá el sol. La gente se
preguntará qué es ese ruido en el sótano, pero seguirán su camino como si nada;
nunca se enterarán del cuento completo, de la historia que aún hoy no deja de
ser tortuosa, espinada. Mientras tanto, por el momento, una mirada al espejo,
una sonrisa fingida y la falsa empresa de pasarla bien.
Viviré con tus razones
Viviré con tus razones.
Haré caso a tus sabias riendas en momentos decisivos. Recordaré tus palabras y
cocinaré mis días con tus recetas. Caminaré por sobre tus huellas, tratando de
no salirme y ser reprobado. Reiré cuando rías y lloraré cuando llores. Copiaré
tus gestos, tus muecas, tu manera de caminar, tus poses. Haré mías tus
necesidades y logros… soy buen observador. Y seguiré siendo el eco de tus
sonidos, una caricatura malograda tuya, hasta que de repente, de una bofetada
de un amanecer, te alejes... y adivina: trataré de vivir la vida como tú.
Mientras, por favor no te me pierdas de vista.
martes, 28 de enero de 2014
Yo soy el mejor
Yo soy el mejor. Soy el mejor y no me importa la
sencillez. Yo llego tarde. Yo rompo las reglas y me doy el permiso para fallar.
Como soy el mejor, soy perdonado. Como soy el mejor, me necesitan. Como soy el
mejor, conservo mi puesto. Yo logré mi sueño. Yo me arriesgué y gané. Yo soy
uno de los que se para en la cima con su trofeo y grita que todo es posible. Yo
no trabajo en grupo. Yo prefiero trasnocharme por sacar una idea adelante y
mostrar mi logro a la colectividad expectante. Yo obtengo el reconocimiento que
merezco, porque soy el mejor. No me negarán que hay cierto placer en echarle en
cara a los demás que soy el mejor… no puedo evitarlo.
¿Me elegiste a mí?
¿A mí? ¿Me elegiste a mí? ¿Por
qué? Dime la razón de tu decisión. Yo siempre he estado detrás de las cortinas,
con las manos en la cara. Tengo mis tesoros escondidos, pero siempre han sido
cosa mía; nadie ha expresado nunca deseos de compartirlos. No te creo. No hubo
señales. Es toda una sorpresa. Por eso quiero saber la razón. ¿será que tienes
el don de poder ver por dentro sin acercarte? ¿Será que he estado en
observación desde hace tiempo y no me enteré? Imagino que quien está corto de
vista soy yo, envuelto en un no gigante, en mis párpados infinitos, en
mis complejos florecientes. De cualquier manera, por haberlo hecho, mereces
este caramelo. Por haberlo hecho, mereces una conversación. Yo, como nunca he
sabido qué es lo que merezco, seguramente te hastiaré hasta que te enojes y, al
irte, volveré detrás de los muros a los que siempre he pertenecido.
viernes, 24 de enero de 2014
Mi regalo
En estos días me sentí
bien porque te tenía. No era la simple escena inconsciente de siempre, sino una
especie de contemplación repentina. Verte caminar enfrente de mí no era el
pasaje usual que han tejido los años y su rutina, la costumbre o la odiosa
usanza. Aquello fue un brusco y dulce alto en el camino, en el que se me
permitió apreciar y agradecer, de nuevo, el regalo de esta época.
miércoles, 22 de enero de 2014
Refresco de vida
Haré un
corte de cuentas, pero de verdad. Haré un corte de cuentas, pero al revés. No
resumiré lo que he hecho o sido hasta ahora para ver cómo voy. Borraré, en
cambio, la historia. Aniquilaré el pasado. Terminaré de un plumazo con la
inercia, con la tradición, con lo que siempre ha sido así, con el oscuro
pasado. Hoy seré bendecido por el amanecer. Hoy sentiré una nueva brisa en mi
cara, un nuevo mensaje qué dar y recibir. No me importan tus días antes de hoy
al conocerte, y espero que me correspondas con eso. Hoy, a esta hora, comenzará
la construcción limpia, sin contaminación alguna, con la frescura y la emoción
de lo nuevo, de lo incierto. Ya no hay decretos ni prohibiciones enquistadas en
mi mente, en mi corazón. Así que, de ahora en adelante, caminaré a un nuevo
paso, con los oídos, los ojos y la piel abiertos a la nueva verdad que ocurra
ante mis sentidos, ante una cabeza abierta y sin prejuicios. Desde ahora, seré
libre.
domingo, 19 de enero de 2014
Bajo control, ¿eh?
Todo está bajo control. No me preocupo. Mis
previsiones son brillantes, no te preocupes. La confianza es parte inseparable
de mi ambiente. No sé por qué, pero hoy me siento especialmente esperanzado en
que todo saldrá bien, inmejorable. Tengo el pálpito de triunfo, de que saldré
en hombros. No sé cómo podría detenerse mi alegría, y no lo sé porque no existe
tal obstáculo. He colocado todas las piezas, de una manera novedosa, casi
infalible, que me garantiza más de lo que imaginas. Debo colgar ahora mismo, porque
tengo el presentimiento de que algo grande pasará.
Amigos por la red
Amigos por la red. Amigos sin verse. Amigos de
lejos. Extraños sentimientos donde sólo se conoce la mitad del otro, por decir
mucho. Terribles preguntas que no se hacen. Escurridizas respuestas que no se
dan o se visten de otras. Compañía segura, si se trata de encender el aparato.
Comunidad de menos de un siglo de edad que no termina de unir a la gente. Fotos
engañosas de lo que somos, transfigurándose en lo que queremos ser, en lo que
el otro quiere, necesita, que seamos. Oscuro túnel de medias verdades, de
flores más rojas que lo real, tristezas más profundas de lo creíble por
nosotros mismos, tranquilidades profundas como un cable, como un conector, como
el sonido de unas teclas. Mudas soledades que buscan en la oscuridad, con los
brazos extendidos para ver qué chocan primero. Ojos cerrados voluntariamente
para no ver la verdad que pueda venir por la mitad de camino. Honestidad
recortada a la medida. Muertes ajenas decretadas con un simple “Apagar equipo”.
Conque... adulto mayor, ¿no?
Llegando
al banco, con todos mis años colgando en la lengua y luego de subir una
escalinata de 25 elegantes tramos. Señor -le dije al vigilante- ¿por dónde se
retira la pensión? El señor, muy amablemente, dijo que los adultos mayores
deberían hacer la cola del fondo. “Adulto mayor”… me agrada. No me habían dicho
así nunca; siempre con epítetos que casi me denotan como un perol desgastado,
casi inútil. Ahora puedo ver hasta avisos y letreros con el término “Adulto
mayor”, que lo dignifican a uno, a nuestra autoestima. Pensé que estaba
llegando, al fin, un cambio a favor; que podíamos estar más tranquilos cuando
pensamos del respeto por venir que, según puedo apreciar, tenemos; aunque,
mirando y reflexionando del nuevo paraíso, escuché a un cretino gritar desde el
final de la cola: “Coño, viejito, ¡muévete!”
Achaques Tecno
Las fotos
de mi abuela, mi madre, y hasta las de mis hijos están en fotos que se
acercaban, peligrosamente, a no tener píxeles. Las canciones que sonaban cuando
era niño, que eran las que escuchaban los viejos de la vecindad, no osaban
tener megahertz. Según escuché, la
primera red social del venezolano fueron las plazas y teatros. El trompo,
el yoyo, el papagayo, las metras y la
“ere” no se vendían en cidís. Sólo conversar en un zaguán o en una mecedora,
escuchando historias deslumbrantes del campo, de la vida sencilla, no se
transcribía en foros o chats. Pasear sólo por el placer de hacerlo, y hasta de
estar solos un rato con la naturaleza, no generaba fotos ni comentarios
posteriores, fuera de ti y de mí. Seguro son los achaques galopantes, pero desde
este rincón tan parecido a lo que fue, me siento débil e inútil con todo este
montón de botoncitos y pantallas que pretenden ser lo nuevo que el mundo
brinda. “Send”… “Send”… ¡Coño!
A punto de ocurrir
Hay algo a punto de ocurrir. Sólo falta un empujoncito. Algo caerá, algo
sonará, alguien dirá algo, una lágrima saldrá a su último paseo. Todos se
miran. Todos se toman de la mano. El viento, al pasar, abanica el cabello de
los próximos protagonistas. Todos están esperando el momento final, antes de
actuar. Todos esperan el banderazo, que haga que se cumpla la misión. De
repente, se escucha un estruendo; es un sonido amplio, que llega hasta los
músculos. Cada quién escucha su señal y en un último respiro, se levantan,
avanza, hablan de una vez. Por todos lados se ven parejas abrazadas,
aprovechando para decirse lo que estaba escondido, para decirse lo que tienen
que decirse lo que la cobardía no permitía. Si volteamos a ver al otro lado,
hay un padre y su hijo, sonriendo sin decirse más; niños abrazando a sus
padres, como si nunca los hubiesen visto juntos. Solo, apartado del camino, hay
alguien llorando de conformidad, de una paz que nunca llegaba… mirando hacia el
cielo, cerraba un capítulo. Todo pasaba en cadena, de un lado a otro, mejor de
lo que se esperaba. Poco después, anocheció y todos estrenaban cena de lujo,
completos, conversando, con guiños y sonrisas inéditas, felices. Esta noche,
todos dormiremos tranquilos, entre abrazos de sueño, hasta el amanecer. No
importa si ayer fue verdad, sólo saben que es posible, que es hermoso. No
importa si llega a ocurrir de verdad.
viernes, 17 de enero de 2014
Aparecieron manchas
Hay manchas. Manchas
regadas por todas partes. Manchas que se mueven, que parecen ir de un individuo
a otro; que se aprenden, crecen y se mudan. Que parecen no terminar.
En medio de mi cacareada inmunidad, observo y observo. Veo
en la cara de los otros la limpieza que me garantiza el haber compartido con
ellos algunas cosas mías. De repente, en un movimiento imprevisto, veo que en
el otro lado de su rostro hay una mancha. Una mancha que no veía, que no
sentía, que no imaginaba. Una mancha que desconcierta y, antes de querer una
explicación, sólo quiero sentarme y tratar de pensar... y luego descansar un
rato.
Tal vez no son manchas absolutas; quisiera pensar que no es
así. Quisiera pensar que son territorios negros con los cuales se me hace
sencillo guardar distancia y que sólo atacan a parte de la persona... que no es
un ataque masivo, pero de todas maneras espero una explicación, una razón para
lo que parece una payasada de la vida. ¿Será que esa debilidad es imprevisible?
¿será que existe en cada uno de nosotros esperando la oportunidad de
presentarse? ¿será que la distancia entre lo bueno y lo malo se recorta
inexorablemente ante algún artificio maléfico de circunstancias? ¿será que sólo
no hemos tenido la oportunidad? ¿será que jugamos a juzgar? ¿será que jugamos a
perder? ¿cuánto valemos? ¿tan poco que sería mejor regalarnos o perdernos?
...la vaina está jodida.
miércoles, 15 de enero de 2014
Somos sólo adjetivos
No somos personas. No somos
una experiencia única. No somos un hecho irrepetible. No somos un cúmulo de
felicidades, de logros; de drama y frustración. Somos adjetivos. Somos una
palabra que denota a otra, al parecer, ninguna de las dos mejor. “El Negro ese”,
“El loco ese”, “El mendigo ese”, “El terrorista ese”, “El viejo ese”, y un
etcétera vergonzoso. Siempre inventaremos un adjetivo que funcione como un saco
de basura en el cual meterte, y así separarte de mi cuestionado mundo rosa. No te
concederé expresiones de respeto. No te
llevarás ni un solo calificativo que afirme tu humanidad. En caso de grato acercamiento
entre tú y yo, no pasará de ser una aventura exótica, algo raro que permitiste
que ocurriera. En caso de acercamiento no habrá intercambio, sólo tu presunto
aporte a mi miseria… dices tú.
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