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domingo, 14 de abril de 2019

Quiero, pero solo una parte

Solo una parte de mi quiere estar contigo, y “contigo” se refiere a solo una parte de ti. Hoy solo me gustó una parte del día, parte de una semana. Solo me gustó parte, una pequeña parte de lo que estudié y lo mismo mi trabajo. Y así es como continúa el fastidio de mirar que solo una parte sirve, que solo una parte me gusta, que daría mi vida solo por una parte de esto o aquello. ¿Y qué pasa con el todo? ¿Qué pasa con el regalo completo que se nos otorgó al momento de nacer y que por recetas tempranas comenzamos a fraccionar y a descartar? ¿Por qué siempre es “una parte” la que escogemos, cumpliendo a cabalidad con nuestro papel de imbéciles al desechar lo que se pudiera disfrutar, aprovechar, agradecer? ¿La verdad? No se me ocurre ninguna respuesta sensata ante tanto desperdicio, ante tanta necedad, ante tantas ganas de acumular partecitas para completar un todo que igual pasará por el tamiz de nuestra estupidez para quedarnos, como siempre, como carajitos llorando solo con la única parte que se nos antojó.

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