Somos un adjetivo. Somos sólo una
característica parcial, lo que convenga según sea el momento. No
somos gente, no somos seres humanos de infinita riqueza, de inmenso
potencial. Somos la etiqueta que facilita la conversa, que nos define
a rajatabla. Se acabó la exploración. El descubrimiento: para eso
está el cartelito que ya alguien puso sobre nuestras cabezas, que ya
alguien sembró desde hace rato, ¿verdad, mi negro?
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