Espero que te guste el contenido. Para sugerencias, objeciones, protestas o propuestas, escribe a "leonardo.rothe@gmail.com"

martes, 18 de septiembre de 2012

En el bar


No es momento para lo prohibido. Es momento para lo permitido, para lo que nadie se atrevería a objetar. Ubicada la vieja mesita, un vistazo a la audiencia del momento: no han llegado. La chaqueta ya en el espaldar y la primera cerveza vestida de novia, es decir, de hielo, queda enfrente de mi respiración aún acelerada por el camino hacia acá. Un suspiro final sella mi presencia oficial en el bar de los viernes. Me trajo un vaso de nuevo, pero yo no lo uso porque calentar muy rápido el elixir espumante. Limpio el pico con la mano y me empino la botella en los labios prevenidos para el frío amargo que apacigua las horas zigzagueantes, de vaivenes, de pendientes y apuros que acaban de morir. Mi mano entrenada disimula un eructo de por sí elegante. Otro vistazo a la puerta y sólo alcanzo a ver gente en pleno drenaje, descarriados en sus expresiones evocativas, de chiste y burla al compañero; de mordaz coqueteo con su objetivo de género opuesto; gente en pleno desinflar de su semana de cinco días de logros, rutina o simple supervivencia. Me peino con la mano y aprieto mi cuello cansado de buscar opciones, de escudriñar posibilidades. Muevo la cabeza de un lado a otro, adelante y atrás para estirar la nuca y recuperar mi cabeza, pesada de tanto pensamiento. Un tercer vistazo y una segunda cerveza, y llegan los muchachos; pero esa... esa es otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario