Prefieres seguir hablando
indefinidamente y sacando cuentas que meter los pies en la arena
tibia. Prefieres ponerlo todo en claro
que besarme ya. Prefieres -dices que por salud mental- trasnocharte
uniendo puntos en tu mente atormentada, que abrazarme y quedarte
dormida. Prefieres mirarme fijamente, como tratando de sacarme una
confesión, que cerrar los ojos y entregarte a mi pecho ansioso.
Prefieres mortificar tus minutos con hechos siempre por ocurrir, que
tomar las riendas de los minutos reales que se van desperdiciando.
Prefieres, tal vez, pasar la llave varias veces que disfrutar de este
dulce encierro que te brindo cada vez. Prefieres la tímida sonrisa que la carcajada. Por
protegerte, prefieres morir a cada rato.
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