¿Cuál será la enfermedad que finalmente llegará a echarle un parao a esta vida tan accidentada? ¿Cuáles serán las células, las neuronas, los tejidos, que después de varios años de esfuerzo impune, constante y desconsiderado van a comenzar a reventarse y reproducirse de manera “rara”? ¿Cuáles serán los llegaderos de estas colecciones de ardores, de llenuras, de dolores que dejo habitarme y con una pastillita de estas, con un jarabe de aquellos, apaciguo mientras sigo en mi camino todo terreno, orgulloso —aunque jorobado—, con la frente en alto antes de derrumbarme? Mucha preguntadera y la verdad es que no voy a ponerme a responder esas necedades porque tengo muchas cosas qué hacer, mucha gente a la que mantener y nada de eso puede esperar, porque, la verdad, soy harto imprescindible. Disculpa que te deje aquí con todas esas interrogantes, pero me voy ya… Ah, por cierto: ¿tienes plata para comprar mi pastillita antiácida de hoy?
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