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miércoles, 17 de julio de 2019

¿Mi hija? ¿Sexo? ¡Qué va!

Tu mamá tuvo sexo. Tu tía también tuvo sexo. Tu esposa, obviamente, tuvo sexo. Adivina: tu niña va a tener sexo. En algún momento de su vida va a ocurrir. Tu tesorito, al crecer, va a desarrollar las ganas de estar con un hombre y debes acostumbrarte a la idea. Lo que ahora es una negación categórica de tu parte, tendrá lugar y no estarás cerca –esperemos que no− para impedirlo. Ojalá no te vuelvas muy loco desde ahora. Ojalá no salgas corriendo a implementar métodos medievales para impedir que lo que es natural tenga su lugar. Ojalá no la encierres o la espíes. Ojalá no le inyectes la moral pacata que le saboteará la plenitud que ofrece el momento, cuandoquiera que este ocurra. Ojalá no destruyas, cada vez, la ilusión de estar con quien ella escoja con el corazón para vivir su momento especial. Lo que sí podrías ir adelantando es la conversa sobre lo que es y lo que implica una relación íntima. Lo que puedes ir haciendo es cultivar la confianza en que tu muchacha vivirá con responsabilidad las primeras apariciones del amor. Lo que puedes intentar es ver la vida sexual futura de tu hija como algo natural, como algo inevitable. ¿Qué no lo haga la primera vez con el príncipe ese que mencionan en la revista? …eso no vendría siendo tu problema. Tu “problema” debería ser contribuir para darle las herramientas, el discernimiento y la oportunidad de quererse ella misma, de decidir, de ser, en lugar de agitarle en su cara, cada vez que sientas la amenaza de que “un desgraciado toque a tu princesa”, la bandera del pecado y la moral como instrumento lamentable de amedrentamiento, solo porque eres un troglodita moderno lleno del miedo machista de perder algo que no es tuyo. Podría ser, ahora que lo pienso, mi querido papá, que solo temes que tu repollito se encuentre en la calle con tipos como tú.

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