Quiero que lo nuestro sea siempre
colorido. Quiero vivir una aventura permanente, que vaya tejiendo
nuevos momentos a medida que pasen las horas. No quiero dormir en el
laurel fatídico de la rutina sin sentido. No quiero parar. Quiero
que se note cierta picardía en medio de las tranquilidades, que me
guiñes los ojos en medio de tu cansancio. Quiero un invento hecho
con tu lápiz, con tus manos o con caramelos. Quiero una morisqueta
en medio del oficio, una voz fingida cuando pases a mi lado, un
gemido sarcástico cuando te hable en serio. La rueda no deberá
parar porque sería como el corazón que se detiene y sólo espera su
muerte. Claro que quiero grandes proyectos, pero no quiero que el
camino hasta la tan soñada meta no esté lleno de inanición, de
soledad, de desencuentro. Anda, chica, levántate y dame aunque sea
un besito en el cachete, que esto de la plomería no es lo mío.
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