No es tanto la cosa, sino la idea de la cosa lo que jode. Sin perder la vista en el hecho en sí, se puede inferir que la prioridad mental de ese hecho es lo que manda. Cuando vemos lo invisible que resultar algo para quien no está interesado o lo preponderante que puede ser para alguien apegado a ello da cuenta de la preponderancia de lo mental y sobre lo real. Eso pasa con la muerte, con la pobreza, con la soledad y los demás tipos de miedo que guardamos. La idea de la muerte, por ejemplo, es mucho más poderosa que la muerte misma. El miedo a la muerte, su proximidad, los pensamientos recurrentes y las pesadillas ciertamente van a ocupar un espacio en la ya frágil existencia y quitarán tiempo que puede invertirse en vivencias agradables o pacíficas; así que el miedo saqueará los bienes que la mente afectada, como lacayo del ego y el pobrecito yo, le brinde en bandeja de plata. Supervisa tus pensamientos.
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