Hay un tema raro, aunque repetitivo, y es que “el dinero no da la felicidad”. Por supuesto, la afirmación (o negación) es un cliché generalizado. Lo que puede ser una expresión que se acerque más a la realidad estadística es “la soledad no da la felicidad”, por lo que pareciera que no importa lo que logres en la vida, si no tienes afecto alrededor, no es completa la felicidad que este logro provee. Por otro lado, si unimos esta premisa con la falta de control que parecemos tener sobre nuestras vidas —lo que se comprueba fácilmente echando un vistazo y comparando el plan inicial con el resultado final—, no me queda claro si sea tan sano emprender un viaje a la Luna sin la compañía ocasional, sin la calidez del otro, sin el abrazo correspondido. Tal vez llegar lejos no sirve si llegas solo. Aparentemente, no importa lo que emprendas o qué tan individual o aislado pueda ser, el contacto con los demás eventualmente tocará tu puerta y vas a tener que abrirle si es que quieres seguir avanzando.
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