Se cierra cada vez más el círculo, y aunque duela la pérdida, lo que sobrevive a cada réplica de verdad que tiene una calidad digna de reconocer. No hubo opción ante la falta de sustancia ante mis ojos. Menos momentos, aunque de calibre indiscutible. Desearía incluir a algunos protagonistas que quedaron fuera del perol, pero hay que irse acostumbrando a que las cosas son como son, a la intimidad, a la distensión, y la depuración, aparte de natural, parece requisito indispensable para dar pasos adelante sin el lastre de quienes se malacostumbraron a las bondades indiscriminadas que dábamos o exigíamos. Es hora de cerrar, pues, el círculo; ese círculo al que, con menos puntos en el dibujo, ya se le comienzan a ver los vértices: quienes permanecieron o llegaron justo a tiempo… los verdaderos puntales en medio del temblor.
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