Con mucha necesidad de defender una posición. Duros, intransigentes, confiados. Con una pose tan irrebatible que no da espacio a la discusión. Invencibles en actitud, con el puño en el aire y blandiendo un criterio aparentemente sólido, pero que no sabemos si aguanta un pequeño análisis. Poco luego y de forma natural, como sensatamente ocurre después de tanto joder, cambiamos de opinión y nos retiramos disimuladamente mientras todo permanece en llamas.
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