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domingo, 2 de agosto de 2020
"Nos amamos"
Entre
las urgencias de la calle, entre los apuros que sus familiares dejaban caer
sobre sus hombros; por encima de los miedos y con el arrojo que heredaron de su
incipiente vida pasada, insistían en darle sentido a las cosas: “Nos amamos”. No
hubo cálculos, no hubo la precaución mínima para no volver a herirse en trampas
recién repetidas. Eso sí, hubo mucha pasión a primera vista, mucho de enganche
instantáneo que pareció haber sellado su razón y hasta su sentido de
supervivencia, así como el nuevo emprendimiento juvenil en el que se metieron
estos dos ya no tan adolescentes. “Nos amamos” pareció bastar para cuaquier pregunta
que algún interesado de buena fe les formulase. Desde lejos, mirándolos
agarrados de la mano en el parque, sus pareceres harto acomodaticios parecían
encargarse de cualquier entuerto del mundo real con el que se hubiesen podido tropezar
y que pudiera significar un impedimento para su felicidad. “Nos amamos” contra
el mundo, contra cualquier buena intención que se acercara a preguntar el
verdadero estado de esa unión, a todas luces repleta de artificios, de
dilaciones, de distracciones, y que seguro la vida les negaría la más mínima
esperanza de sobrevivir al despertar a sus escandalosas cojeras de realidad, de
sensatez, de días y horas del hastío natural después de tanto saltar por las
plazas y las pieles. Así fue como otro “Nos amamos” se perdió por el mismo
callejón por donde se perdieron y se juntaron con otros anteriores que después
de jurarse amor eterno y loco, solo trastabillaron entre seis o siete parejas
accidentadas más hasta desenvocar, cuando más fortunados fueron, en su peor es
nada tibia, triste y vacía del presente.
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