Te voy a hacer feliz. No te preocupes por eso.
Yo tomaré esa tarea por ti. No importa que seas invisible para ti mismo, que no
sepas el valor que tienes, que el autoabandono haya sido tu modus operandi. Yo
te tomaré, te bañaré, te acicalaré, te daré buena presencia y te mostraré al
resto como mío, como mi nuevo proyecto, como mi producto final. Conmigo no hará
falta que inventes maneras para sobrevivir en las crisis. A mi lado, no tendrás
que desempeñar funciones como decidir, descartar, discernir. Conmigo tendrás
eso que mientan bienestar. Y como todo tiene su precio, solo te desempeñarás
como el complemento de mi ego dominante, como la extensión de mi brazo, como mi
“sí, mi amor” adquirido. Por supuesto, si luego te vas a quejar de la dictadura
a la que accediste antes, deberás comenzar a pensar de nuevo en lo que
decidiste dejar para vivir este “paraíso” que te brindo. Si luego vas a querer
tu libertad, deberás saber, por primera vez en tu vida, lo que es quererte a ti
mismo y actuar en consecuencia.
Veo que detuviste tu intento de retirada:
bienvenido de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario