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martes, 13 de agosto de 2019
¡Adiós, Doctor!
Bueno,
doctor, nos vemos. Se acabó. Se acabó la burla, la espera interminable, los
viajes en vano, la gastadera de plata. Ya no aguanto más su falta de
Hipócrates. Ante su falta de compromiso, de respeto e incluso de conocimientos,
he decidido no verlo más, no confiar más, no venerarle más, no recomendarlo más.
Le estoy quitando, con esta misiva, su manto chamánico, su aura de todo
poderoso, su autoridad a ultranza. La vida lo quiso así. Ya pude ver que es
usted tan sinvergüenza como yo, tan superficial como yo, tan descreído como yo;
que no es más que un mal mecánico no estudia, que cambia piezas a lo loco, que
receta en exceso por si las moscas y que ni siquiera recuerda mi nombre. Por ese
joropo de fallas y pelones, mentiras, pero por sobre todo su cinismo recrecido,
es que ahorita le digo adiós para siempre.
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Hasta donde recuerdo una vez leí que en Alemania se dejaron de tener hospitales públicos porque la gente no siempre le creía a los médicos. Optaron por darle créditos médicos a los que pagaban sus seguro y fueran a donde les dé la gana, así se ahorraba los costos de tener empleados públicos pagados con los impuestos y el ciudadano se veía y confiaba en el que le diera la gana.
ResponderEliminarCosas del primer mundo jejeje.
Saludos.