Días perdidos, sin sentido, vacíos.
Días en que los que dormir parece la redención. Días de mal sabor,
dignos de olvidar por inútiles. Días aburridos, suspendidos en la
nada, lejos el placer de estar vivos. Sin sueños ni intenciones, sin
ganas ni fuerzas, sin rumbo a seguir. Nada. Ni siquiera un retazo de
lo bueno que puede comenzar. Ni un indicio, una luz, una pista para
aterrizar luego de este vuelo errático, equivocado, desorientado. No
hay mal que por bien venga hoy. No se vislumbra el final del túnel y
casi que ni importa. Sólo estoy aquí, en la cama, sin asear, sin mi
café, sin ganas de haber sobrevivido la noche.
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