De verdad que estamos meando fuera del perol hace tiempo, ocupándonos con insistencia de temas que no tienen lugar fuera del cafecito, la cerveza y el postre casuales. ¿Qué importa si la tierra es plana o no, que si el metaverso de Zuckerberg o incluso la raída política nacional, si dejamos debajo de la alfombra el autoconocimiento, el reajuste necesario de nuestras percepciones y de lo que no tiene caso porque está fuera de nuestro control, así como la reconciliación con nosotros mismos y con nuestros seres queridos? Estos últimos sí que son temas que nos definen mientras nos quitan el sueño y son, en definitiva, el caldo de cultivo de demonios que no se combaten o se descartan con conversas ocasionales y entretenidas entre gente "culta".
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