Ama sin palabras. Intenta, como novedad, dar amor sin usar las palabras, sin pronunciar etiquetas, sin considerar conceptos. Deja atrás esas representaciones de la realidad, de los sentimientos, de las emociones porque solo son eso: representaciones. Procura brindar afecto de una manera directa, que se haga realidad mientras lo haces. Deja de prometer, de hablar de las cosas importantes de la vida y sumérgete en la experiencia misma. Vive, de manera incontrovertible, lo que sientes, lo que das, lo que recibes. Deja de pensar en las palabras necesarias y acomete las acciones necesarias, por sencillas o irrelevantes que parezcan, incluso por ridícula que las consideres. Compartir con quien lo necesita sin caer en la trampa de esperar la palabra “gracias” cambio puede ocurrir sin abrir la boca. Besar, abrazar y acariciar a la persona de tus afectos puede abrir una puerta interesante y hermosa para vivir. Vivir no es hablar de la vida. Vivir no es describir o mostrar la experiencia o la expectativa ajena. Deja de usar palabras porque, entre otras cosas, es la mejor manera para crear mentiras.
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