Todo es perfecto como es. Pero no es perfecto porque sea bueno o agradable, sino porque las causas que producen cada acontecimiento se corresponden con una consecuencia específica. Si alguna de las causas se modifica o desaparece, la consecuencia será distinta. Teniendo esto como premisa, podemos aceptar que lo que ocurre fue lo que debió ocurrir. Que ignoremos las causas o que nos desagraden los efectos finales nos aleja de esa aceptación tan necesaria en este mundo de ignorancia, prejuicios y dramas. A pesar de que nos resulte extraño, la verdadera locura no aceptar los acontecimientos. La verdadera locura es luchar contra lo que es como debe ser dadas sus causas. Demencia es pelear en nuestras cabezas contra lo que está respaldado por la realidad. En últimas, si lo que quieres es cambiar lo que ha de ocurrir en el futuro, lo que procede es cambiar las causas en el presente. Olvídate de luchar contra el presente; acéptalo y vive de una vez el gozo que tu drama te ha ocultado hasta ahora.
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