Se busca compadre. No es urgente la búsqueda, pero sí muy interesada. Desapareció hace un berenjenal de años y no supe más de él, ni siquiera por chismes… muy decente él. La última vez que lo vieron estaba vestido con corbata a rayas sobre una camisa azul clarita gastada. Creativo el compadre, artístico, divertido y emprendedor. Feo, como pocos, pero como todo lo feo, tenía algo irresistible de disfrutar. Tan remota fue su desaparición de mi periscopio que en ese tiempo y no bebíamos… así de remoto. Nos divertíamos muy inexplicablemente con solo una coca-cola y una frescolita, siendo lo más atrevido probar cocteles de frutas en alguna rumbita corporativa. Se busca, el día de hoy, porque soñé con él y después de un abrazo muy sentido solo de mi parte, se alejó ingratamente y con una sonrisa: debo reclamarle vehementemente. No sé si está en el cielo, en el infierno, en Guatire, en otro país. Lo cierto es que después de ser un navegador y jurungador de la tecnología del momento, actualmente ninguna red social lo retrata directamente. Se busca para, y aunque permanezca en la abstemia, recordar entre gaseosas y tostones las mentepolladas de la juventud y enterarme de que está bien. ¡Aparece de una vez, Rafael Enrique Téllez García!
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