No voy a esperar la cercanía de la muerte para querer vivir. No voy a esperar a que la pelona me toque la puerta y me dé un susto para reaccionar. No quiero esperar hasta el momento en que el médico me diga que ya no se puede hacer nada para ver qué puedo hacer. No quiero enterarme tarde de que desperdicié el regalo más grande que pude haber recibido. La verdad es que quisiera morir tranquilo y no sintiendo que fui un completo estúpido.
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